Capítulo 52

3K 133 2
                                    

Malysh

Alek

Las horas se han vuelto tan paralelas que la vida se me está convirtiendo en una llena de monotonía, que poco a poco está sacándome de mi quicio. Varias leyendas de mi pueblo natal mencionan que un alma condenada al mal y oscuridad, tiene derecho a una luz radiante al menos una vez en su vida. Pero si pierde tal ser de luz no hay remedio para encontrar otra pequeña esperanza para ser feliz, ya que almas sucias, oscuras y diabólicas no puede retorcijare en cada acto de pureza. Ya que si la pierde una vez no puede volver a renacer.

Como si te regalasen un detalle hermoso, pero accidentalmente lo rompes muy rápido. No vuelven a regalártelo por descuidarlo. Lo cual yo me niego rotundamente. Yo nací para ser un Rey, dueño y amo de todo. Sin restricciones o limites, así que esa regla nunca aplicara para mí.

Por lo cual, me niego rotundamente a obedecer tal historia. Ya que no acepto un "No" por respuesta a la perdida de mi luz y gozo. Mi Malysh. Tan pura y perfecta con una rosa blanca alrededor de insectos asquerosos, y a la vez tan hipnotizante y oscura como las sombras que cubren en la noche a un bello jardín que renace por las mañanas.

Mis palabras son ley en toda Rusia y en todo terreno tomado por mi Dinastía. Mi mafia Roja Zakone, lo cual en muchos idiomas significa "Ley".

Respiro hondo viendo las imágenes del hospital mientras la llamarada de gas color rojo arrasa con todo. El trabajo que me tomo realizar ese gas hasta su medida exquisitamente perfecta fue desgastante, pero lo cierto es que valió cada minuto transcurrido en mi valioso tiempo. Siento el alcohol en mi hombro en la herida que me dejo el enfrentamiento en la maldita ciudad de Londres, el doctor encargado del cuidado real se espanta un poco por ver que no me inmuto así que prosigue con su labor.

—Disculpe Príncipe—muevo un poco mi cabeza como aceptación y siento como la aguja entra en mi hombro para darme una dosis indicada para recuperar mi pequeña lesión.

Del enfrentamiento en Londres no me daño más que unas pequeñas quemaduras y mi hombro golpeado por el impacto a mis helicópteros, gracias a que dañaron al primero y al segundo tuve que saltar con todas mis fuerzas hacia el tercero y poder regresar a mi maravilloso reino lleno de gozo y de plenitud al saber que esto acaba de comenzar. El disgusto que me llevé al saber que el intruso o como mucho le llaman el General Volkova amargo un poco mi paladar, pues tenía pensado que el estuviera presente para ver morir a su gente en persona por mi mano.

«Mi Reina»

Esa mujer con ojos color amarillo divino desquicia mi cabeza en segundos, extraño todo de ella. Me es imposible dejarla por ahí en manos de lacayos, cuando puede estar reinando conmigo desde la densa oscuridad escalofriante que llego a soportar como toda una diosa e iluminar mi existencia con su belleza inigualable. Al cerrar mis ojos por la noche; ante de descansar en mi aposento siempre escucho sus gemidos de dolor que llevaban mi ego, sin olvidar sus deliciosos y excitantes gemidos de placer cuando era mía. Perderla fue un golpe tan duro para mí que me vi propenso a caer en la depresión durante meses, me embargue en tristeza cuando por error mío me fue arrebata mi bella y dulce dama que en ese momento estaba siendo preparada para culminar en el tiempo preciso momento el ritual de bendición.

Las melodías suaves de un violín suenan en mi alcoba por mi pedido al sirviente que se encuentra en mi puerta, al ver como el doctor termina su labor y se inclina para besar mi mano y desaparecer de mi vista. Aunque no sea de escuchar muchas canciones en el idioma natal de mi reina lo hago, ya que era algo que la apaciguaba a ella. Se perfectamente el inglés, español y mi idioma natal ruso, solo para entender cualquier situación que tenga que manejar y claro tengo a mis esclavos traductores.

MI NECESIDAD OSCURA [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now