Capítulo 55

2.6K 140 5
                                    

Sangre

Michell

Siento mi corazón latir con fuerza, mis piernas tiemblan y mi jodido coño palpita queriendo más aun teniendo en cuenta quien está en la puerta llamando a mi nombre. Con el hombre que aún tenía detrás mío sujetando mis manos y su jodida marca de su mano en mi culo ardiendo, tenía muchos momentos lascivos, pero nunca uno donde mi propia hermana llamara a mi hombre y este hace un lado mi short de dormir para dar un lengüetazo fuerte en mi coño que no de humedecerse.

—No, por favor —suplico y escucho como Allison insiste en la puerta, pero esta vez con la voz irritada.

—Déjala que se canse y no gimas fuerte o ella sabrá —ordena y niego.

—¿Michell, estas ahí? —solloza y mi corazón se encoge. Dominic no ayuda y mete dos dedos en mi sin piedad alguna. Gimo mordiendo en la almohada y este sonríe soplando en mi lo que causa un escalofrío —Hice una estupidez y yo...

No escucho lo que sigue y siento como el agarre en mis manos se hace más débil, Dominic palmea fuerte mis dos nalgas, tanto que siento sus manos marcase en mí y un grito escapa de mi boca. No lo pienso dos veces y enredo mis dos piernas en su cuello levantándome en segundos. Me posiciono a su espalda y con ambas rodillas aprieto su cuello tratando de inmovilizarlo. Se pone de pie en segundos aun conmigo y gruñe fuerte tomando mi cintura y arrojándome en un solo movimiento en la cama.

—Si lo haces... —lo amenazo —, te reportare con tu padre.

Sonríe de lado y gatea encima mío quedando cara a cara respirando el mismo oxígeno.

—¿Eso me importa desde cuándo?

—Desde que si le pido que me vuelva a esconder lo hace. —sentencio y su rostro solo se endurece más, su mandíbula tensa pareciese querer explotar.

—Jodete. —murmura. —No me voy a morir, por ti.

—Solo lárgate. —suplico y gruñe.

—Tienes treinta minutos para ir a mi habitación y sino lo haces... —trago en seco—, será tu duro castigo gatita.

«En tus sueños»

Muerde mi labio inferior y se aleja de mi reluciendo su enorme erección cuando me levanto de la cama. Su mirada casi negra me indica que no está bromeando. Su enorme cuerpo de casi dos metros sale por la ventana y solo logro ver como se desliza en el tubo del agua hasta llegar abajo y como si nada caminar por el campo hasta el edificio de hombres. Como siempre seguro, oscuro y autoritarios, como si el mundo le perteneciese.

Corro hasta la puerta y encuentro a mi nena, en el suelo llorando entre sus piernas y con la cabeza escondidas en ellas.

—Nena, aquí estoy. —la abrazo en el suelo y las preguntas me ataca. Mierda solo llevamos un día y todo está empeorando. Solo la pego a mi cuerpo dejando que saque todo lo que la asfixia con dolor y amargura por lo que veo.

—No debí hacer... —llora y con dolor en mi espalda la cargo hasta mi cama para cerrar mi puerta y volver abrazarla en mi cama. —Odio amarlo. Odio sentir esto por él y que sea un trozo de mierda.

Mierda, no sabía que ella estaba enamorada de alguien. Estaba tan interesada por mi resurrección que no preste atención a sus señales. Demasiados hombres, ningún interés y el miedo de volver a Londres.

—¿Quien? —pregunto. —¿Quién es él?

—Un hombre que pronto dejara de existir... —llora y no continuo con mi interrogatorio, necesito apoyo, no que la recriminen. —Promete que pase lo que pase, no dejaras de quererme.

MI NECESIDAD OSCURA [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now