Capitulo 41

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Mas allá

Pov Michell

En este momento perdí la cuenta de las horas que me sometido la loca aun sufrimiento de otro mundo, ni siquiera recuerdo las veces que me he desmayado. El dolor es tan fuerte que mi cuerpo ya no reacciona, simplemente acepta la siguiente onda de electricidad. No recuerdo exactamente como me bajaron de las cadenas y menos en que momento me llevaron a la habitación donde me mantienen encerrada, aunque el dolor es insoportable e indescriptible, lo que mas sangra no es mi cuerpo molido a electrocutasos, si no mi corazón que se encuentra abierto como si estuviese en una cirugía donde le arrancase pedazo por pedazo.

—Eres fuerte—escucho la voz de la loca como un eco, ya que me encuentro inmóvil en lo que creo que es una cama, mi cerebro y mi cuerpo esta devastados, pero no más que mi corazón.

—¿Qué quieres de mí? —susurro con el dolor punzante en mí y la debilidad a flote.

—Duraste tres horas sometida... ¡Me sorprendes! —mis ojos se niegan abrirse debido al dolor, mis manos están entumecidas y mis piernas se mantienen con constante escalofríos.

—Déjame en paz—susurro con la garganta seca y escucho una risa irónica a lo lejos.

—Querida...esta es la primera sesión—suelta con dulzura insultante y escucho un portazo dándome a entender que salió de la habitación. Mi cuerpo esta inmóvil embriagado del dolor, pero mi corazón está más que despierto casi con la misma cantidad de sufrimiento físico. Sigo paralizada mientras mis lagrimas desbordan mis mejillas, pero mi cerebro empieza a dar vueltas y viajo a un lugar que hasta ahora reconozco...

—Hija, es momento que escuches la verdad—me avisa mi padre mientras caminamos hacia nuestro sillón, donde él siempre toma asiento para que luego, yo me sentarme en sus piernas tal cual como si fuese su niña, y no una mujer de veinte años.

—¿Cuál verdad papá? —pregunto relajada sobre su pecho, mi padre siempre tiene el poder de hacerme sentir más que segura en sus brazos.

—Dulzura, no viajo muy seguido por que sea policía—la sorpresa me toma y me volteo hacia su rostro para buscar su vista, me niego a pensar que mi padre, mi amargado, saliera del país para estar con alguien más mientras mi madre y nosotras estábamos aquí.

—¿A dónde ibas? —pregunto con miedo mientras oculto las lágrimas.

—Dulzura, tranquila no engañaba a tu madre—suelta una pequeña carcajeada y mi corazón vuelve a su ritmo poco a poco—Estaba trabajando—susurra mientras deja un beso en mi frente.

—Pero dijiste que no eras policía—entrecierro mis ojos y suelta otra sonrisa.

—No era policía, más si era un soldado del FBI—suelta y mi corazón se detiene, mi amargado por eso salía muy seguido—La central de Reino Unido me solicito cuando mi padre me confeso lo mismo, soy general de tal lugar—mi mente solo viaja a que mi padre es una persona más importante de lo que creí. De un momento me lleno de una emoción al comprender que, si mi padre es un soldado, al igual que mi abuelo, también lo seré yo.

—¿Eres un espía? —pregunto ilusionada y sonríe.

—Algo por el estilo, entrenamos para la guerra, pero también para hacer misiones lo más discretas posibles—me die tranquilo y asiento—Dulzura, ya terminaste la universidad y es hora que comiences tu entrenamiento para poder calificar. ¿Quieres seguir mis pasos o marcas tu propio rumbo? —me pregunta mientras analizo sus palabras, me encanta manejar las lenguas y enseñarlas, pero a quien no le gustaría pertenecer al ejército de FBI.

—Claro, quiero demostrar que soy fuerte como tu—asiente risueño ante mi comentario.

—¿En qué doctorado te quieres especializar? —su pregunta me cofundé un poco ya que creí que eran soldados no doctores.

MI NECESIDAD OSCURA [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now