Capítulo 51

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Dulces Sueños Reina

Michell

Después de bajar ese enorme árbol todo me dolía, pero nada se comparaba con mi corazón. Lo enfermo y retorcido era que lo extrañaba lo cual me hacía sentir que me faltaba el oxígeno. En ciertos momentos de nuestra vida creemos que el amor ya nos puede afectar por estar mayores y ya no nos encontrarnos en la adolescencia, sin saber que impacta más fuerte porque sabemos que no volveremos a sentir eso el resto de la vida.

Aún recuerdo cuando mi padre abrazaba a mamá en cama diciéndole que nunca podría ser feliz de nuevo sin ella. La adoraba y la amaba con toda su alma, cada noche que ella dormía mi papá jamás se despegaba de ella, la llamaba mi Sol; por el color de ojos y el amor que sentía por ella. En ningún momento el, le hizo algún daño; al contrario, siempre cuidaba de ella y nunca intento ponerle una mano encima, nunca dudo en darle todo lo que ella deseaba. Con la llegada de mi hermana y yo, mi madre siempre comentaba que el agradecía ser el hombre más feliz del mundo pues tenía todo lo que deseaba cualquier ser humano.

Quien diría que después de ver el mejor ejemplo de dos personas como se aman hermosamente, me he enamorado de nuevo en la persona más oscura, dañina y dominante del mundo. Donde no solo extraño su raro amor sino su retorcida manera de hacerme sentir suya; sus azotes, sus caracas duras con sus manos ásperas en mi piel suave, su respiración agitada e intimidante en mi cuello tomando posesión de mi cuerpo...mi mente y mi alma que no está completa si él no está en mi...este entrenamiento me ha ayudado a responder de nuevo como la comandante, pero no a la mano y marca de Dominic en mi como suya.

—Relájate cierra los ojos—me ordena mi tía mientras la arena en mis comienza a quemar—, no estoy aquí...—susurra alrededor de mi cuerpo y me concentro de nuevo en no pensar en Dominic—, él no está aquí—me aclara y trago saliva al saber a quién se refiere «Alek»

—Él no está aquí—repito con el sol en mi espalda y el sonido de las olas al fondo en mis oídos.

—¿Estas preparada? —me pregunta, he entrenado día y noche desde que llegue aquí, lo único que consume mi tiempo cuando no estoy entrenando con mis tíos o papa...es leer mi diario donde día a día recuerdo más a Dominic clavada en mi tan fuertemente que duele. Perdí la cuenta de los días exactos que llevo aquí, lejos de su mano donde se entierra más en mi cada maldito segundo que no respiro cerca de él, olvidando completamente que el solo está enfermo de obsesión por mí, más nunca me amara como yo lo hago.

—Si. —contesto seguro cuando imágenes del rubio del demonio viene a mi cabeza, donde era golpeada, escupida y azotada como una perra ante sus ojos que se deleitaban con mi dolor.

—¿Estás segura? —pregunta distrayéndome unos segundos donde me lanza una patada en mi espalda que me manda al suelo donde me lleno de arena y mi cuerpo responde poniéndose en pie de nuevo.

—Cierra los ojos—ordena de nuevo y lo hago con dolor—, él no está aquí—vuelve y asiento detectando cuando su patada quiere venir en mi pecho, así que la esquivo golpeándola con mi rodilla en la costilla que la leja unos segundos de mí.

Asiente recuperando el aire.

—Cierra los ojos, confía en tus sentidos. —ordena de nuevo mientras escucho como agarra aire por el dolor en su costilla. El sudor cae por todo mi cuerpo al estar en pleno día bajo el sol y con 36º grados. En cabello se pega en mi cuello y el collar de diamante amarillo que se mantiene en mis pechos arde, pero no hay manera de quitármelo; ya intentamos con todo.

—¿Puedes perder contra él? —me pregunta y escucho como la arena se mueve cuando da un paso hacia mí y aire se detiene en su dirección, agacho mi cuerpo y esquivo su puñetazo que iba directo a mi cara.

MI NECESIDAD OSCURA [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now