Recuerdo que no podía abrir los ojos, el cuerpo lo tenía dormido además de adolorido, unas manos me sujetaban de los hombros y me sacudian, sentía mis mejillas mojadas, parecía que el aire se me hacía escaso cada vez.
– Altagracia... Altagracia, despierta ¡Carajo despierta!
– No... n-no me toques...
– Despierta que soy yo, no voy hacerte nada
– ¡No me toques!
Grité y con la poca fuerza que tenía en mis brazos lo empuje de encima mío, mi pecho se llenaba de aire con violencia, necesitaba calmarme pero ahora no podía verle a la cara, apreté mis manos en un puño juntandolas hasta que estuvieran sobre mi pecho, cerré los ojos e hice lo posible por no volver a gritarle.
– Ha sido una pesadilla, estuviste hablando y llorando dormida por al menos diez minutos... trata de tranquilizarte que no le hace bien al bebé
– No te quiero aquí Luís... vete, por favor vete
– ¿Quieres que me vaya y te deje así? ¡Estás al borde de un colapso!
– ¡Si! Quiero que te vayas...
– ¿Qué es lo que te pasa? Estoy tratando de cuidarte — se acerca apoyando las manos sobre sus hombros — Fue una pesadilla, tú estás bien
– Pero tú me haz mentido... me haz estado mintiendo ¿Cuáles son tus intenciones? ¿Qué es lo que quieres realmente?
– ¿De dónde sacas que te he estado mintiendo Altagracia?
– No me trates de idiota — mueve los hombros evitando que siguiera tocándola — Dijiste que te ibas a encargar de ese desgraciado, me juraste que eras alguien en el que podía confiar, ahora tienes "conferencias y reuniones" ¡Por favor! ¿Qué mierda estás haciendo? ¿Intentas jugarme chueco? ¿De verdad crees que porque estoy esperando un bebé me voy hacer dulce y dejare que hagas todas las estupideces que quieras? ¡Habla ya!
– ¿Te duele el tobillo no es así? Por eso estás tan a la defensiva
– No me cambies de tema — logra girarse lo suficiente para encararlo — Si no me lo dices... lo voy averiguar y te consta que no soy una persona razonable cuando me mienten... te estoy dando la oportunidad de que hables, antes de que sienta más rabia por ti ¡Así que se hombre y dilo!
– ¡No te he estado mintiendo!
– Sal de aquí y no vuelvas más, está es la última vez que bajo la guardia contigo
– Basta, no me vas a sacar de aquí
– ¿Si sabes que es mi casa no? Aquí se hace lo que a mí se me venga en gana, sal por tu propio pie, antes de que te arrastren escaleras abajo.