Harta.

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Luego de unos días sufriendo los dolores en su cuerpo, cuello y hombro ya que tenía un enorme moretón en esa zona, por fin descubrió un balance para hacerlo más llevadero, aún así seguía en casa y en pijamas, de hecho seguía usando el cabestrillo ...

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Luego de unos días sufriendo los dolores en su cuerpo, cuello y hombro ya que tenía un enorme moretón en esa zona, por fin descubrió un balance para hacerlo más llevadero, aún así seguía en casa y en pijamas, de hecho seguía usando el cabestrillo cuando bajaba a la sala, ya podía moverse sin que el cuerpo lo sintiera pesado. Esta mañana bajo para desayunar con los peques y José Luís, aunque él no estaba muy de acuerdo con que se esforzará tanto después de un accidente grande como el que tuvo, no es como si pudiera detenerla, así con el brazo adolorido ella era capaz de pegarle.




– Adiós mami — se acerca para besar su mejilla

– Que tengas un día maravilloso mi cielo — soba su brazo — Estaré aquí cuando regreses del colegio

– ¿Vas a estar bien? No te quiero dejar solita mami — se preocupa

– Voy a estar bien, me van a cuidar bien hasta que llegues, ahora ve con tu papá, se les hará tarde




Lleno de besos la mejilla de Aliyah y la dejo ir, no sin antes despedirse de su prometido también. Por unos segundos estuvo en un silencio tranquilizador hasta que Manu la trajo a la realidad de nuevo cuando aventó unos cuantos cereales, le hizo compañía hasta que el peque quedó satisfecho, estuvo a nada de sacarlo de su sillita de no ser porque traía el cabestrillo puesto.




– ¡Magda! Necesito tu ayuda aquí por favor

– Si Doña ¿Qué necesita?

– Podrías sacarlo de su sillita, ya terminó de comer y no quiero que se ponga a jugar con la comida

– Ahorita lo bajo ¿Quiere que le dé un baño al pequeño?

– Más tarde, quisiera pasar un rato con él

– ¿Me quedo? Ya sabe... Por si necesita ayuda — baja al pequeño

– No es necesario puedo encargarme

– Está bien Doña, cualquier cosa sólo llámeme

– Ven aquí Nanu — le extiende la mano — No creen que puedo encargarme de ti, pero a nosotros no nos importa

– ¡No!

– Exacto, vente mi amor, vamos a jugar con tus bloques




Al final el peque soltó su mano para caminar frente a ella, no paraba de hablarle de los juguetes que tenía en su rincón de la sala, cuando se dio cuenta que su mamá caminaba muy lento la jalaba del pantalón de su pijama. Al final terminó sentada sobre la alfombra recibiendo los bloques de distintos tamaños y colores, Nanu no tenía interés en apilarlos, sólo se los entregaba, así que ella comenzó a construir algunas cosas dado que se estaba aburriendo de andar rodeada de puros bloques.




– Mira mi amor, un edificio ¿Te gustan los edificios? ¿Eh? Nanu, mi cielo te estoy hablando

– Mama

Libertad Where stories live. Discover now