Planes.

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Lo que al final pasó es que Mónica tuvo que ir en busca de Aliyah para llevarse a sus hermanos a comer fuera, obviamente las cosas en casa no estaban bien y era mejor mantenerlos al margen, Altagracia por otro lado seguía encerrada en el cuarto, b...

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Lo que al final pasó es que Mónica tuvo que ir en busca de Aliyah para llevarse a sus hermanos a comer fuera, obviamente las cosas en casa no estaban bien y era mejor mantenerlos al margen, Altagracia por otro lado seguía encerrada en el cuarto, bueno más bien en el baño, intentaba darse un baño sin ayuda, estaba harta de depender de alguien para hacer las cosas, esto era mil veces peor que con el tobillo roto; desvestirse fue una de las acciones más dolorosas que ya había echo, luego de varios minutos callando gemidos de dolor logró quedarse desnuda al fin.

Lo complicado fue levantar su cabello y colocar la gorrita de baño para no mojarlo, tuvo que usar ambos brazos y ahí si fue imposible no quejarse o llorar; al terminar se puso bajo la ducha de agua caliente, esperaba que eso ayudara a relajarse pero la verdad es que no. El dolor continuaba latente en su hombro, cansada salió de la ducha con cuidado de no resbalarse, al estar frente al espejo pudo ver el enorme moretón que tenía al rededor del hombro; seco su cuerpo con la toalla y siguió su camino al closet, iba a colocarse uno de sus camisones porque era lo más sencillo, como continuaría encerrada en el cuarto podría estar sin la bata.

La verdad sólo se cubría el moretón por los niños, ya Aliyah se asustaba cada que la veía sentir dolor, no quería que se pusiera peor al ver el tamaño de aquel moretón que tenía los colores morado, verde y tantito amarillo en los bordes, la verdad estaba horrible, hasta ella quería dejar de verlo pero ponerse la bata ahora iba a causarle más dolor. Luego de un largo suspiro fue hasta la puerta quitandole el seguro, José Luís no tardó ni dos minutos en entrar, la encontró sentada sobre la cama sosteniéndose el brazo, negó levemente con la cabeza antes de acercarse a ella.





– ¿Ya tomaste tu analgésico?

– Ya, tampoco puedo abusar, luego me haré dependiente de ellos

– ¿Qué puedo hacer para ayudarte?

– ¿Los niños están en casa?

– No, Mónica se los llevo a pasear, creyó que tal vez tú y yo necesitábamos estar a solas

– Creyó que nos íbamos a estar gritando que es diferente

– ¿Y no es así?

– No tengo la energía para gritarte, me duele demasiado el hombro como para discutir

– ¿Podemos hablar? — se arrodilla frente a ella — Dime que es lo que te molesta, habla conmigo amor

– Siento que me estoy volviendo loca Luís... Tengo tanto dolor que ya se me nubla la mente

– Mi amor no te estás volviendo loca — toma su mano

– ¿Me perdonas? No debí reaccionar así... Sólo que estoy harta

– No hay nada que perdonar, sé que para ti nada de esto está siendo fácil

– Necesito sentirme útil Luís — baja la mirada — Estoy cansada de que me traten como si me fuera a romper, estoy harta de no poder cuidar de mis hijos, ni siquiera me importa la constructora Luís

Libertad Where stories live. Discover now