Cuento.

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Lidiar con la pequeña Aliyah y los pequeños efectos que suelen dar las vacunas en los niños, no fue nada fácil; a pesar de que Mónica se trajo un kilo de helado con los sabores favoritos de la peque, ella no tenía muchas ganas de comerlo, lo mismo...

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Lidiar con la pequeña Aliyah y los pequeños efectos que suelen dar las vacunas en los niños, no fue nada fácil; a pesar de que Mónica se trajo un kilo de helado con los sabores favoritos de la peque, ella no tenía muchas ganas de comerlo, lo mismo pasó con el almuerzo. A lo único que accedía era a estar en brazos de su madre y fue en ellos que pasó toda la tarde, ya cuando llegó la hora de dormir estaba acostada en medio de sus papás, los dos le vigilaban la fiebre porque si, hace media hora notaron que la tenía.




– ¿Mojó más el paño? — sube a la cama

– No, así está bien, gracias

– No me gusta ver a la princesita así

– A mí tampoco — suspira acariciándole el cabello — Todavía le duele el pinchazo

– Lo noté cuando quisiste sentarla para cenar

– Pobrecita mi bebé

– ¿Y si le damos algo para la fiebre?

– Ahorita, si es que la fiebre no cede le damos algo, también hay que pensar en bañarla

– Ay con agua fría — se deja caer al colchón — Eso va a ser como tortura para ella

– Para los tres, espero que con los paños fríos se le quite

– La voy a vigilar, aprovecha para dormir

– No voy a poder dormir sabiendo que ella la está pasando mal

– Deja que me encargue, me preocupa que hoy te encargaste cien por ciento de ella, debes estar cansada también

– Promete que vas a despertarme si la fiebre sube

– Lo prometo, ahora recuestate y ponte cómoda, voy a vigilar a la muñequita

– Está bien




Por suerte para ambos la fiebre cedió con los paños fríos, aún así José Luís quiso quedarse despierto otro par de horas, está no era la primera vez que Aliyah tenía está reacción post vacuna. Los dos sabían que venía más de la mano del estrés vivido que la vacuna, Aliyah era de las niñas que si le gritabas luego le daba fiebre de tanto llorar, fue complicado disciplinarla al principio por esa razón. Es bien sabido que sus padres no cuentan con toda la paciencia del mundo, en especial cuando tienen un mal día, aún así, luego de vivir en carne propia estos "cuadros" contaban hasta diez para calmarse e intentaban el diálogo civilizado, funcionaba casi siempre.

En plena madrugada José Luís salió de la cama para ir en busca del jarabe que ayudaría con la fiebre de la pequeña, por supuesto antes de ir despertó a Altagracia; tardaron un poco en convencer a Aliyah para que se lo tomara debido a que tenía un sabor horrible pero lo consiguieron, esperaron media hora y como no hubo mejoría decidieron llevarla al baño para darle una ducha fría, José Luís haría esta parte pues probablemente tendría que entrar bajo la regadera con Aliyah, como sabemos todas Altagracia no puede agarrar un resfriado porque el embarazo prohíbe varios medicamentos.




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