¡Por favor!.

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Como Altagracia se lo había dicho a José Luís miles de veces, cumplió con lo de quedarse en casa a menos que fuera necesaria su presencia en La Constructora

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Como Altagracia se lo había dicho a José Luís miles de veces, cumplió con lo de quedarse en casa a menos que fuera necesaria su presencia en La Constructora. Fueron unas buenas semanas en casa, conviviendo con su pequeña que estaba muy contenta por tenerla allí cada hora del día, ya el cuarto del bebé estaba por terminarse, nada más quedaban unos últimos detalles por finalizar, Aliyah había enloquecido al ir a comprarle ropa al bebé, le sorprendía lo pequeñito que era todo, a menudo le preguntaba a su mamá si el bebé crecería pronto para poder jugar.

Podía entender que estuviera ansiosa, sin duda lo había heredado de ella ¿Qué se puede hacer? La sangre no es agua, sin embargo pudo hacer que se concentrará en otra cosa, su cumpleaños por ejemplo. Aquella fecha que emocionaba tanto a la pequeña estaba a la vuelta de la esquina nada más, Altagracia le había prometido una fiesta y la presencia de sus hermanos obviamente, además de los regalos, la peque disfrutaba poder jugar con ambos, normalmente jugaba con un hermano a la vez dado que sus horarios casi nunca coincidían pero siempre hay una gran excepción por su cumpleaños o almuerzos familiares.





– Oí el rumor de que mi bella madre se encuentra trabajando en su oficina

– Que rápido corren los chismes eh — firma el documento

– Mamá, deberías estar en casa, descansando, ya estás a nada de dar a luz

– De explotar querrás decir — toma aire al sentirse sofocada — Maldición...

– Tu reunión terminó hace dos horas — le acerca su abanico — Ve a casa mamá, me preocupa que te pase algo aquí

– No quiero ir a casa

– ¿Y por qué no? Siempre dices que ahí te sientes segura, en paz y tranquila

– Si pero ahora no hay paz y tranquilidad, Aliyah está por matarme de los nervios

– Pero si es una ternurita

– Una ternurita intensa, estoy cansada, respirar se me hace más complicado por esta enorme panza... Por favor, hazte de tiempo y ve a jugar con ella unas buenas horas

– ¿Qué tanto te hace?

– ¡Lo hace patear! Abraza mi vientre tan fuerte que me siento incómoda, como si ya no bastará que este bebé me aplaste la vejiga ¡Ella se suma!

– Tenle paciencia — ríe negando — Está emocionada, será hermana mayor

– Y la entiendo pero ya, que le baje un poco, me esta costando distraerla con su fiesta. Mónica distraela o voy a ser muy mala madre, se va a traumar y cuando sea adolescente va a cobrar venganza contra mí

– De acuerdo, dile que la iré a visitar esta tarde para que juguemos, eso sí, tú debes ir a casa

– Pero que sean unas buenas horas Mónica, hablo en serio, necesito algo de espacio o voy arruinar más a esa niña

Libertad Where stories live. Discover now