¿¡Qué!?.

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Mientras en la camioneta iban rumbo al hospital, Isabela se encargo de contarle a su prima que pronto sería hermana mayor, al principio se enfado porque ella quería estar ahí con su mamá pero luego vio una gran oportunidad que le fue negada cuando...

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Mientras en la camioneta iban rumbo al hospital, Isabela se encargo de contarle a su prima que pronto sería hermana mayor, al principio se enfado porque ella quería estar ahí con su mamá pero luego vio una gran oportunidad que le fue negada cuando estaban planeando la fiesta, ella quería que su tío Matamoros y papá se disfrazaran de princesas, normalmente lo hacían pero nada más para divertirla a ella, ahora Aliyah quería un show, así que se aprovecho de la situación y sacó sus lágrimas.




– Pero... Pero papá me había prometido vestirse de princesa — solloza

– Ay tesoro — la abraza

– ¿Papá te prometió eso? — ríe Lucho

– ¡Si! Iba a fingir ser una princesa conmigo... ¡Me lo prometió! ¡Y el tío Matamoros también!

– ¿Y si contratamos unas princesas? — sugiere Isa

– ¡Yo quiero a mi papi!





Mientras la pequeña hacía su teatro los tres adultos se miraban preocupados, Altagracia había pedido que la fiesta de Aliyah no se arruinará para nada y todo apuntaba a que eso pasaría, sin más Lucho decidió ofrecerse para entrar en el vestido de princesa, el novio de Isa fue el siguiente en caer. Detestaba cuando los niños se ponían a llorar así que también prometió vestirse de princesa, así fue como ella se llevó a los dos hasta su cuarto pues los vestidos se guardaban en el closet, en ningún momento esos dos pensaron que estaban siendo engañados por una pequeña manipuladora.

Ahora regresando al drama principal, Altagracia y José Luís llevaban atorados en el tráfico al menos diez minutos, el hospital no estaba lejos pero se estaba haciendo complicado llegar, en especial porque atrás Altagracia se empezaba a quejar, todo el camino había estado en silencio, respirando hondo un par de veces pero ahora ya no bastaba eso para relajarse, empezaba a tener calor también por lo que tuvo que deshacerse de la gabardina, debió apoyarse en el asiento del copiloto, Mónica intento aliviarla con masajes pero la verdad es que no estaban sirviendo de nada prácticamente.





– ¡Avancen carajo! — presiona la bocina con violencia Matamoros — Ni siquiera podemos dar vuelta porque quedamos en el medio

– ¿Cómo vas? — se voltea a verla

– ¿Cómo mierda crees que voy? — gruñe apretando su agarre — Voy a parir a un adolescente prácticamente, este niño viene con el permiso de conducir integrado

– No seas exagerada — ríe




Otros cinco minutos habían pasado y Altagracia decidió quitarse la peluca con cuidado, le estaba dando aún más calor, la dejo bien puesta en el asiento antes de tomar su bolso y abrir la puerta de su lado.




– ¿Qué estás haciendo? ¡Vuelve a la camioneta! ¡No puedes parir en la calle Altagracia!

– Prefiero hacerlo en la acera que en esa camioneta — atraviesa entre los coches

Libertad Where stories live. Discover now