Vulnerabilidad.

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Luego de los buenos masajes que Mónica le había echo, tuvo que volver a la cama, el malestar que estaba sintiendo se combinó con el dolor en el tobillo, para el anochecer ceno algo ligero debido a que el dolor le había echo un nudo en el estómago;...

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Luego de los buenos masajes que Mónica le había echo, tuvo que volver a la cama, el malestar que estaba sintiendo se combinó con el dolor en el tobillo, para el anochecer ceno algo ligero debido a que el dolor le había echo un nudo en el estómago; aún así trato de fingir que no le dolía nada al compartir con su pequeña, quien venía todas las noches antes de dormir para estar con ella, luego José Luís se encargaba de que la peque durmiera. Está fue una de las noches más complicadas para Altagracia, no estaba cómoda de lado ni boca arriba, intento dormirse hasta las tres de la mañana.

Ahí fue cuando necesito sentarse, respiro un par de veces hondo; descanso las manos sobre su cintura mientras movía el cuello de un lado al otro, paso un par de minutos así hasta que el dolor fue lo suficientemente intenso como para hacerla llorar en silenció, necesito colocar la mano sobre su vientre para recordarse que debía intentar estar en calma, dejó pequeños mimos donde creía que el bebé se encontraba. Pero se detuvo al ahora sentir dolor en el vientre, con cuidado se estiro lo suficiente para encender la lámpara y con eso despertar a José Luís.




– Hey... — murmuró tratando de enfocar la vista — ¿Por qué estás sentada? Ven a recostarte

– Algo... Algo no está bien

– ¿Qué sientes?



Enseguida salió de la cama para ponerse frente a ella, se preocupó más al ver el rastro de lágrimas en su rostro y aquellas muecas de dolor que trataba de disimular.



– Tengo mucho dolor...

– ¿Es el tobillo? Tomate otra pastilla, deja las busco por ti

– Me duele el vientre...

– ¿Es mucho? Dime lo que puedas así informo a tu obstetra

– Llévame al hospital por favor...

– Tranquila linda, respira, me voy a poner las pantuflas y nos vamos, te aseguro que no va a ser nada, no dejes que tu mente piense lo peor




Rápidamente se puso las pantuflas, tomó su cartera, allí metió los documentos de Altagracia para luego levantarla en brazos y bajar a la sala. Fue un poco complicado abrir la puerta pero una vez lo logró le pidió ayuda a los guardias, necesitaba que alguien manejara ya que él iría atrás con ella para mantenerla tranquila.




– He estado muy estresada... Y tensa por el dolor... ¿Y si le hice daño?

– No pienses en eso, los bebés son fuertes, no le hiciste nada, todo lo contrario, haz estado cuidándolo a la par que cuidas de su hermana

– Pero han sido semanas horribles Luís... No duermo lo suficiente, tengo dolor la mayoría del tiempo... No quiero que le pase nada




Verla tan afligida y al borde del colapsó lo hizo sentir inútil, no sabía que decirle porque él también se estaba comenzando a preocupar, no se le ocurrió más que traerla a su pecho y apoyar la mano encima de la suya que se encontraba sobre su vientre.




Libertad Where stories live. Discover now