¡Me la Va a Romper!.

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Para cuando Altagracia cumplió los siete meses y medio, tuvo que retrasar hasta ahorita la ecografia que correspondía para este tiempo porque ella y José Luís tuvieron demasiados compromisos, les fue imposible ir todas las veces que habían marcado...

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Para cuando Altagracia cumplió los siete meses y medio, tuvo que retrasar hasta ahorita la ecografia que correspondía para este tiempo porque ella y José Luís tuvieron demasiados compromisos, les fue imposible ir todas las veces que habían marcado cita, aunque pudieron pedirle a la obstetra que fuera a la casa, los encontraría dormidos profundamente, ni siquiera se habían puesto de acuerdo para empezar el cuarto del bebé o en pensar nombres, sus vidas como empresarios se pusieron locas ni bien llegó la época de seminarios. Altagracia fue convocada para dar varios por lo que tuvo que prepararse bien.

Luego su vida como padres también era demandante debido a Aliyah que todo el tiempo quería pasarlo con ellos, lo entendían la peque estaba sola luego de venir de la guardería pero ambos estaban exhaustos, aún así hicieron un esfuerzo para poder compartir con la chiquita, en especial porque la llegada del bebé se acercaba cada vez más, si bien Aliyah no dio indicios de que tendría celos de su hermanito, no sabrían como reaccionaria en un futuro cuando el niño ya estuviera fuera, Altagracia se esforzó mucho en hacerle entender que mami y papi la amarian siempre.

Obvio que cuando toco el tema la peque le salió con la pregunta "¿Me iban a dejar de amar?" Y ya con eso todo se fue al caño claramente pero después consiguió darle la vuelta, costó pero lo hizo, en fin volviendo al tema de la ecografía, ahora que en definitiva había explotado, se la vivía usando vestidos o faldas, toda la tela de estos eran la que se moldea a tu figura y realmente no aprieta, es lo que más buscaba porque el bebé tenía como pasatiempo aplastar su vejiga al grado de hacerla "correr" al baño. Había quedado con José Luís de esperarlo en su Constructora, le sorprendió un poco que la secretaria la mandara a una oficina mientras él se desocupaba.




– ¿A qué se debe que ahora no puedo esperar en recepción? — sonríe al verlo llegar

– No me gusta que esperes ahí, las sillas no son cómodas, siempre hay demasiadas personas de un lado al otro




Se agacha a su altura, apoyando una de las manos en la silla y la otra sobre el escritorio, intercambiaron una sonrisa inocente antes de saludarse con un beso.




– ¿Te preocupa que me sienta incómoda?

– Pues claro, con esta panzota no puedes andar de un lado al otro, está oficina no se usa y su silla es cómoda

– ¿Cómo sabes que la silla es cómoda?

– He venido a esconderme aquí un par de veces — admite — ¿Lista para irnos?

– Ay si, no podemos cancelar nuevamente

– ¿Las cosas en tu constructora están pesadas?

– No pero tengo un par de juntas pactadas luego de la ecografía ¿Podrías llevarme o tienes cosas que hacer?

– Nada importante como una junta, te llevo — le extiende las manos — Vamos, te ayudo a levantarte

– ¡Hey! Sé que la panza creció bastante de aquí a unas semanas pero todavía me puedo levantar sola

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