Viagra.

456 56 72
                                    

– ¡No soy un perro!

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

– ¡No soy un perro!

– Vete ahora o llamare a seguridad y te van a sacar, no creo que quieras que vean tu entrepierna mojada

– Esto no va a terminar así ¿Oíste?

– ¿Y qué vas a hacer? ¿Uhm?

– Tú sabes bien lo que voy hacer

– Luego conversamos — sonríe tomando los documentos — Pero en mi cama

– ¿Perdón? — la encara — ¿Qué dijiste?

– Lo que oíste — finge leer — Te estoy levantando el castigo... Pero debes desalojar mi oficina antes de que cambie de opinión

– Eres una manipuladora de lo peor

– Tienes cinco segundos para desaparecer o va a ser otro mes sin que me toques, apuesto que sientes tus bolas pesadas ya, no creo que quieras que se te caigan porque no te permití tocarme




Cuando empezó a contar los segundos pudo verlo hacer una mueca antes de caminar a la puerta, tuvo que cubrirse con el saco para que afuera no creyeran que se meo encima, tenía bastante trabajo acumulado por lo que iba a estar al menos toda la tarde aún en su oficina, José Luís no lo sabía por eso sería divertido verlo todo desesperado esperándola en casa. Tuvo que comunicarse con Magda para tranquilizar a la pequeña Aliyah quien se asusto al no encontrar a su mamá en casa, ya se había acostumbrado a verla luego de la guardería.

Luego de haber revisado varios planos con los ingenieros en jefes, hacer correcciones, firmar un montón de ordenes para que material fuera encargado, reunirse con el encargado de la caja de la empresa para valorar los números y las ganancias obviamente se fue a casa con unas cuantas carpetas que tenían unos proyectos importantes que requerían su firma para ser aprobados, hoy estuvo más tiempo de un lado al otro que en su oficina, anhelaba llegar a casa para ponerse sus pantuflas y abrazar a su pequeña, ese era el plan hasta que le entró una llamada de José Luís.




– ¿¡Qué!? — le hace señas a Matamoros — Orillate

– ¿Pasa algo? — obedece

– ¿Dónde carajos estás Luís?... ¿Está vivo? — exhala con pesadez — Escúchame bien, lo van amarrar, quiero que vayan a mi hacienda... Que te hagan un torniquete, ya voy para allá

– ¿A dónde vamos? — pregunta al verla colgar

– A casa primero, Aliyah se va asustar si ninguno llega, así que vendrá con nosotros, necesitamos ir a la hacienda

– Pero que paso

– Martinez despertó, escapo del hospital hace unas horas y fue tras Luís como era de esperarse — manda un par de mensajes — Lo tiene vivo como rehén pero Luís está herido, nada muy grave

– Pero es una herida de bala y no puede ir al hospital sin denunciarla

– Exactamente, necesita que se la quite

Libertad Onde histórias criam vida. Descubra agora