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Luego de recibir el alta, le explicaron brevemente a Mónica, quien se había quedado en la sala de espera, lo que había pasado. Para cuando salieron Matamoros los estaba esperando, para él fue una gran sorpresa aún verla con panza.
– Fue falsa alarma, hoy no habrá bebé — vuelve a ponerse la peluca haciendo muecas leves — No debí quitármela carajo
– Pero... Pero creí que la cabeza del bebé ya estaba ahí ni bien te sentaron en esa silla — dice en shock Mónica
– Y en cierto modo si, me dolió más todo porque ya se acomodó para salir, sólo que sin la parte de salir, al menos no por ahora
– Lastima, ya quería conocer a este pequeño — sonríe
– Pronto, tal vez sea cuestión de días, quien sabe hasta mañana — bromeo Luís
– ¡Ni lo vayas a decir! Deja que al menos me recupere de las de hoy, tengo el cuerpo tenso
Luego de unos minutos estaban ingresando a la propiedad, fue raro escuchar música estilo medieval en el jardín, todos caminaron hacia allá pues nunca acordaron algo parecido, al llegar lo primero que vieron fue a Lucho vestido de la sirenita, ojo traía un vestido no estaba personificado como sirena, hay que pensar en los pobres niños. Estaba trepado sobre una silla mientras que Jael era Merida, la princesa de la película Valiente, hasta traía el arco y todo.
– ¡No! ¡Ten piedad por favor princesa Merida!
– ¡Dame una sola razón para no atravesarte con mi flecha! ¡Apestas a pescado!
– Pertenezco a la "cultura" nórdica también — salta de la silla — Mi papá tiene un tridente que puede cumplirte todos tus deseos ¡Pide y te lo daré!
– Nada de lo que puedas ofrecerme me interesa — camina dos pasos adelante — Mi honor está primero, no me voy a dejar tentar por un pez apestoso que encima tiene barba
Los niños en ese momento rieron en especial por la cara que había echo "Ariel", claramente estaba ofendida.
– ¡Es alga marina! ¿¡Qué no sabes que se te pega y es difícil quitarla!?
– No tienes excusa, te la pasas robando artefactos humanos, pudiste quitartela, a mi se me hace que te gusta usar barba
– ¡No es una barba!
– Si sigues así la tendrás como tu padre, el rey
– ¡Ahora vas a ver! — levanta el vestido lo suficiente para que sus piernas peludas quedarán a la vista y corre en su dirección — ¡Tú te lo haz buscado! ¡Quería ser buena y darte una oportunidad!
En ese momento Isabela le lanzó una espada de juguete que sin querer le pego en la espalda, el ruido que hizo simplemente logró que los niños rieran más fuerte, luego le lanzó otra a Merida quien no pudo atraparla porque se tropezó con su vestido y cayó al césped.
