Libertad

Helado de Fresa.

Ya eran cerca de las once de la noche y todo estaba en una verdadera calma, Aliyah dormía profundamente en su cuarto, Magda y Matamoros estaban en el suyo, afuera habían varios guardias cuidando la hacienda y los alrededores, ahora tan tranquila no estaba el cuarto en el que se encontraban Altagracia y José Luís, no es como si se la hubieran pasado ahí dentro pero ahora no pensaban salir verdaderamente.

– ¿Estás bien?

– Si — ríe — Luís ya te dije que no me estas aplastando

– ¿No estarás más cómoda arriba?

– No sin un sostén — le roba un beso

– El punto es que no traigas ropa — sonríe

– Lo sé pero me duelen por eso te permití estar arriba

– Ah me lo permitiste, ya decía yo que era muy raro

– Idiota — acaricia sus costados — ¿Por qué mejor no me besas?

– Shh, estás abajo ahora

– ¿Es en serio? — vuelve a reír — ¿Y qué? Planeas mirarme nada más

– ¿Dices que la vista no es hermosa?

Baja la mirada a sus senos antes de acercarse para plantar varios besos algo húmedos que la hicieron sonreír.

– No, la vista es perfecta

– ¿Entonces por qué la prisa?

– Porque estoy caliente Luís

– No podemos ser brutos, recuerda que bay un bebé entre nosotros

– Nadie hablo de brutalidad

– Pero te conozco — sube los besos a su cuello — Enseguida vas a pedirme que te deje arriba

– Y si te sigues tardando... Es lo más probable

Lo araña levemente cuando sintió que la mordió, no fue fuerte como para provocar dolor pero si calentó las cosas entre los dos lo suficiente como para darle fin al jueguito de toqueteos, ambos estaban con la adrenalina bien arriba porque hace no tanto estuvieron con el "huésped". Altagracia le había roto los tobillos por fin, ese no era el plan inicial pero había colmado su paciencia.

– Mi gente no tardará mucho en hacer mierda este lugar

– Si como no ¿En verdad crees que tendrán la oportunidad de poner un pie en la propiedad? — se giro para señalar a Altagracia — Ella tiene todo fríamente calculado