Decepción

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Salir de compras juntos no era, necesariamente, parte del plan. Pero ya que tendrían que convivir con alguien más durante un mes entero, llegaron a la conclusión de que no les vendría mal prepararse un poco con ropa cómoda, entretenimiento y alcohol; sobre todo, alcohol.

Habían recibido un mensaje de Mori en el que indicaba que su estancia en aquella casa era ABSOLUTA, y ello significaba no salir para solo lo necesario o bajo extrema urgencia. Justo por esa razón, se dieron cuenta que andar por la casa en traje ejecutivo era poco placentero. Se suponía que Alek Novikova dormiría bajo el mismo techo, probablemente tomaría alguna comida del día también; pero eran conscientes que gran parte del tiempo lo dedicaría a andar por las calles de Yokohama. En esta fracción del itinerario, Chuuya podría o no estar involucrado, todo dependía de lo que el ruso quisiera, realmente. Lo que sí era bien sabido para ambos, era el hecho de que Dazai tenía como tarea estar al margen del invitado y su compañero, siempre atento a cualquier movimiento sospechoso. Sería un tipo de "guardaespaldas" para el más bajo.

Así pues, no habían pasado ni dos horas de que cada uno partió a su respectiva habitación, cuando se toparon en el pasillo, con la intención de tocar la puerta del contrario.

<<-Vayamos de compras -sugirió Dazai con tono apacible, recibiendo un asentimiento de cabeza por parte del pelirrojo. >>

Y de esa forma, hombro a hombro (por algunos centímetros de diferencia) caminaban por el Mall, en busca de algo que les pudiera llamar la atención.

Chuuya observaba todo a su paso, como si fuera la primera vez que estuviera en aquel sitio. Aunque la situación no estaba del todo fuera de la realidad. Si bien, se había pasado por ahí en varias ocasiones, había sido en busca de algún deudor de la Mafia, o por la mera persecución de algún desertor. Solían tener quién les confeccionara los trajes que usaban, así que no existía razón alguna para caminar por aquellos pasillos tan atiborrados de civiles, ignorantes ante la amenaza que se encontraba cerca de pisar la costa. Por lo que se permitió mirar embelesado los vitrales que exhibían mercancía variada.

La ropa de temporada era mostrada en algunos locales en tonos oscuros, otros coloridos, formales, para niños, para... ¿perros?

-¡Woaaah! -exclamó asombrado, en verdad había un local de ropa para perros.

Se movió inconscientemente al aparador, posando ambas palmas sobre el cristal y acercando la cara a este. Tenía de frente la figura de un cachorro Schnauzer gris, vestía un trajecito de marinero azul a rayas, con gorrito blanco. Miró con asombro las orejitas dobladas hacía abajo, patitas apenas visibles por el pelaje desordenado que lo cubría, y los abundantes bigotes. Parecía tan real que tuvo que hacer acopio a la lógica de que un perrito no podría quedarse quieto tantas horas en el mismo lugar.

-Que feo, si no querían vender mejor no hubieran abierto y ya -la molesta voz de su acompañante le sacó de su ensoñación. Había olvidado que iba con él.

-Cállate, desperdicio de vendajes -dijo, para luego volver a su andar.

-... ¿Te gustan esos animales, Chibiko? -preguntó siguiéndole el paso.

-Y qué si así es.

-No sería raro, realmente. Ya me lo esperaba. Después de todo, son de la misma raza -provocó, cargando su voz con burla.

No recibió respuesta del pelirrojo, lo cual no fue de su agrado. Pero decidió dejarlo pasar, total, apenas llevaban diez minutos en el recinto, tendría bastante tiempo para divertirse.

El plan era simple. Pasarían por un par de cambios de ropa, zapatos cómodos, comida para almacenar, algunos videojuegos, películas y, por supuesto, vino. Chuuya había dejado bien claro que no se iría del lugar sin llevarse su preciado vino a casa, ya que según él "sería esencial para alcanzar el éxito en la misión"; un motivante, le había llamado. Como fuera, Dazai no se detendría a discutir con él estando en aquel lugar, por supuesto que no. Ya eran lo suficientemente maduros como para andar con ese tipo de comportamientos, sobre todo teniendo público presente. Él era un genio, y un mocoso como Chuuya no le sacaría de sus cabales al punto de hacerle quedar en ridículo por una rabieta.

DARKNESS MY SORROW |SOUKOKUWhere stories live. Discover now