Decisiones

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Era sencillo comprender que Soukoku iba más allá de solo el nombre y el impacto de este. Aquello que habían desarrollado con el pasar de los años, era tan claro que se podía leer cual libro abierto. Alek lo percibía con solo ver las expresiones dirigidas uno al otro, los insultos mal elaborados, las peleas sin sentido y las miradas fugitivas. La confianza que se profesaban era tal, que sería una locura atentar en contra. Lo supo desde que los vio por primera vez, entre ellos dos existía la razón y voluntad de vivir por el otro. Sin embargo, le causaba gracia saberles tan ajenos a la realidad, tal vez inconscientemente, tal vez por temor a lo que podría desencadenar el sin fin de emociones que crecían con el paso del tiempo. Le interesaba el desarrollo que esos dos podrían tener si se dedicaran a ser sinceros.

Aunque con los días, esa emoción fue dando paso a la incertidumbre.

Él tenía planes que involucraban a Yokohama, y por consecuencia a la Mafia. Había entablado largas reuniones con su equipo de inteligencia, bajo la observación de que un paso en falso implicaría no solo el fracaso de la misión, también estaba su vida en riesgo; Mori Ougai no era cualquier persona. No sintió culpa al caer en cuenta que el objetivo principal tendría que cambiar de manera inaudita, pues tendría que desviar la atención de sus investigadores a otro punto. Conocer a Chuuya le abrió una puerta que creía cerrada por lo que le restara de vida. El destino se burlaba de él de nuevo al poner al pelirrojo en su camino, creando sentimientos que había jurado enterrar. No se sorprendió realmente cuando se descubrió seguirle los pasos, sonreírle cada que le escuchaba, saberse feliz cada que pronunciaba su nombre, conocer su pasado y atesorar su presente, anhelar un futuro. Lo que sea que viniera de Chuuya era simplemente perfecto para él. Le llevaba a sentirse humano de nuevo, no un rufián.

Le emocionó entablar conversaciones cada mañana, desayunar juntos mientras reían de tontería y media; el chico siempre manteniendo su línea entre el trabajo y la relación personal, bien definida. Si, Alek sabía que el joven tenía una misión que cumplir, y estaba casi seguro de que su aniquilación sería el desenlace de su cometido. Aun así, no pudo temer por su vida. Por el contrario, estaba dispuesto a renunciar a todo por él.

Así que tener conciencia de que Chuuya evitaba cruzarse con él, le llenó de angustia. Muy en el fondo, y sin querer aceptarlo, sabía la razón.

—Chuuya —llamó apenas le vio salir al pasillo. El joven se quedó quieto a la mitad del camino. Le había sorprendido.

Contó aquel como el tercer día desde que le notaba distante. No coincidían en el desayuno, pues el pelirrojo alegaba estar ocupado por las mañanas con encargos de Mori, adicional a ser su escolta; aunque realmente no llevaban el mismo trato que días antes. El pelirrojo se notaba distante, esquivaba la mirada cada que estaban de frente, y por nada del mundo accedía a estar a solas con el mayor, alegando que necesitaba conocer a más personas importantes, visitar lugares públicos y hacerse de relaciones que le beneficiarían. Alek sabía que solo eran excusas.

—¿Saldrás de nuevo desde temprano? —más que una pregunta, afirmaba. Chuuya asintió con la cabeza sin emitir ruido alguno—. Pensaba en ir a desayunar a un buen lugar, lo acaban de abrir, según me contó Mori-dono. ¿Te gustaría acompañarme?

Chuuya no respondió al instante, prefirió guardar silencio sin saber cómo negarse. Sus órdenes eran claras, pero su mente estaba bastante nublada.

—L-Lo siento —tartamudeo como un mal comienzo—. Tengo un encargo de último momento —mintió, buscando qué agregar a su farsa—. Me lo ha pedido Ane-san.

—¿Te refieres a Ozaki-dono?

—Si. Ane-san me ha pedido ir con ella a un lugar —aprovechó que el ruso no conocía a su mentora para embarrarla en su excusa—. Tendrás que disculparme, es algo estricta con la puntualidad —agregó, reanudando su andar escaleras abajo.

DARKNESS MY SORROW |SOUKOKUOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz