Compromiso

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Antes de leer:

Hola personitas bellas. Pues estamos acá con nuevo capítulo. Sé que dije que este sería el último, pero cuando estaba en pleno momento, me di cuenta de que iba a ser demasiado... DEMASIADO largo. Así que opté por un capítulo extra. O sea, que este es el penúltimo.

Espero que lo disfruten mucho. 

¡Vamos allá!


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El fastidioso "tic tac" del reloj se convirtió en el sonido más detestable en la tierra. Y es que el maldito aparato no dejaba de marcar el pasar del tiempo, porque este mismo no se detiene ante nada, tampoco perdona a nadie; solo transcurre, tal como debe de ser. Sin embargo, para Dazai no era más que una tortura. Las manecillas se movían sin tregua, recordándole lo inútil que había sido horas atrás al intentar salvar a Alek y Chuuya. Jamás se perdonaría tal perdida.

Las personas que irrumpieron en la base de investigación no fueron más que subordinados de Port Mafia quienes, movidos por Ango y bajo órdenes de Mori, tenían el objetivo de sacar al dúo Soukoku, junto a su nuevo aliado, de las instalaciones dónde se encontraban. A penas había dado con Dazai, Ango corrió lo más rápido que la catástrofe evidente le permitió, llegando al joven que sostenía a su compañero pelirrojo entre sus brazos en un fuerte abrazo, mientras a un lado de él yacía el ruso, aparentemente sin vida y en un alarmante charco de sangre. El azabache no tardó en atar cabos sueltos al ver el brazo mutilado; Alek no tenía tiempo. Por lo que ordenó inmediatamente que asistencia médica entrara a la escena, pues no sería prudente mover al ruso sin antes darle primeros auxilios. Por otro lado, estaba el hecho de que Dazai se rehusaba a soltar a Chuuya, quien también necesitaba atención de emergencia.

Dazai, confundido por lo que ocurría a su alrededor, pero decidido a no soltar el cuerpo del más bajo, peleó por no separarse de su compañero; no dejaría a Chuuya, no de nuevo. Y no fue hasta que Oda llegó al lugar que entró en razón, notando al fin que quien intentaba sacarle al pelirrojo de encima era Ango. No le hizo falta preguntar para entender que las lágrimas que este ocultaba con vergüenza eran por la impotencia de no actuar más rápido. Eso, y el sentimiento que llegó a desarrollar por Chuuya, y que en ese momento le dejaba un vacío.

Así, después de que lograron detener la hemorragia de ambos, y vieron la posibilidad de sacarlos a prisa, es que dejaron las instalaciones de investigación y fueron recibidos por el sol en pleno amanecer.

Su cuerpo temblaba lo suficiente como para que su amigo tuviera que llevarlo casi arrastrando detrás de las camillas que transportaban a las dos personas que le alteraban cada parte de su mundo, rogando por poder hacer algo por ellos. Aun y cuando Oda lo intentó, Dazai no pudo articular palabra alguna. Se limitó a ver sus manos manchadas de sangre, ya sin saber de quién era. Sonrió ante la idea de decirle a Chuuya que podía estar tranquilo, su sangre era igual que la de Alek, por lo que técnicamente era humano. Se hizo una nota mental para no olvidar comentarle a su compañero tal descubrimiento.

—Dazai. Tienes que comer algo.

—No has ingerido nada desde hace dos días, ¿cierto?

—Por lo menos toma algo de agua, mantente hidratado.

—¿Quieres algo en especial? Podemos buscarlo en la cafetería.

Y de esa forma siguieron ambos. Él era consciente de que lo hacían por preocupación, porque eran sus amigos, por el hecho de que Dazai parecía muerto en vida. Pero es que le era imposible siquiera pensar en algo que no fueran los dos que se debatían entre la vida y la muerte. Porque si, algo en el universo no quería rendirse con él, y en el momento en que trasladaron a los heridos, estos respondieron al estímulo de la salvación; el tiempo ahora solo diría si aquel esfuerzo había sido en vano.

DARKNESS MY SORROW |SOUKOKUWhere stories live. Discover now