Apuesta

356 45 4
                                    

El tiempo nunca fue un detonante para Dazai, ni siquiera lo veía como un factor de riesgo que le llevara a fallar una misión. Él estaba acostumbrado a trabajar bajo presión, a tomar decisiones con planes de respaldo; a no cometer errores. Era Osamu Dazai, después de todo, el demonio prodigio de Port Mafia, el estratega detrás de toda una organización. Él no podía equivocarse. En parte por su orgullo, por otro lado, porque Mori tenía estándares demasiado altos para cualquiera; desconocía en qué momento decidió hacer todo lo que ese hombre buscaba de él, solo terminaba cumpliendo cada cometido sin chistar. Sin embargo, existía una sola persona que podía poner su mundo de cabeza, y ese era precisamente su tan impulsivo compañero.

Si había algo que lo desubicaba lo suficiente, eso estaba seguramente implicado con Chuuya. El solo saberle enredado en alguna situación de la que no pudiera escapar le causaba ansiedad. Claro que no habían llegado a tal momento, hasta ahora.

La desesperación que no reflejaba, pero que le estaba llevando a una crisis, le hizo abrir la puerta con un fuerte golpe. Necesitaba respuestas, y no contaba con mucho tiempo, según Alek.

Detrás del joven, entró el ruso. Se adentraron en la habitación llena de carpetas y ordenadores, lugar dónde Sakaguchi Ango les había citado. Por teléfono, le contó que tenía la ubicación exacta del pelirrojo, pero que, a menos que fuera demasiado bueno como para hackear los sistemas de seguridad, no habría forma de entrar. Al inicio le exigió al mayor que los introdujera dentro del sitio, solo para toparse con la desagradable sorpresa de que este no tenía ni idea de cómo entrar a tal lugar.

Alek le explicó que el profesor Pavel Ivanov era el encargado de la investigación sobre usuarios de habilidad. Que en conjunto trabajaban por buscar maneras de controlar las habilidades para que, en su momento, pudieran ceder el control a alguien más. Buscaban traspasar habilidades. Independiente de su colaboración, Pavel le había dejado completamente fuera de jugada cuando se enteró del potencial de Chuuya; una joya, según el académico. Claro que Alek se había negado rotundamente cuando le dijo que le interesaba aquel chico, cosa que no cayó muy en gracia a su colega.

Con ello, Alek estaba atado de manos ante entrar a la instalación dónde tenían al ojiazul, reduciendo las posibilidades de acelerar el proceso de rescate.

—Tomen asiento.

—¿Servirás también una taza de té? —preguntó Dazai con sarcasmo. Sin embargo, para el azabache no le fue complicado entender que estaba molesto—. Date prisa y dime dónde.

—La paciencia es una virtud, Dazai —dijo, sin despegar la vista del ordenador frente a él.

—Sabes qué Ango-

—Sakaguchi-san —interrumpió Alek lo que sabía sería una posible pelea con el menor—, no contamos con mucho tiempo. Entiendo que has encontrado la ubicación, y con ello los obstáculos que nos impiden hacer esto rápido —Ango asintió—. ¿Cuáles son nuestras opciones?

—No hay muchas, realmente —dirigió la mirada al castaño menor, esperando su reacción. Dazai se mantuvo serio—. Acceder al sistema es posible, pero tardaríamos el tiempo suficiente para ser descubiertos. ¿Tienes idea de cuanta gente trabaja en ese lugar?

—Lo siento, lo desconozco —Alek sonó apenado—. He intentado ponerme en contacto con personal de otras áreas, me ha sido imposible. Es como si me hubieran dejado fuera de mi propia organización.

—Lo que faltaba.

—Dazai, tu negatividad no ayuda en nada —observó el de lentes antes de continuar—: Podríamos entrar a la fuerza.

DARKNESS MY SORROW |SOUKOKUWhere stories live. Discover now