De razones y motivos

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Verlaine estaba furioso. El movimiento constante de su zapato contra el pulcro suelo, era la señal de su evidente molestia, así como de la casi nula voluntad de no saltarle a alguien encima para desquitar su coraje. El interrogatorio había sido abruptamente interrumpido por el mismo Mori Ougai, quien le había amenazado con quitarle la custodia de Chuuya, en caso de no atender la orden de no tocar a Hare hasta que la agencia llegara a la sede. Sobraba decir que, al ser Chuuya mayor de edad, la dichosa custodia realmente no tenía validez alguna; sin embargo, esa era información que por nada del mundo le dirían al rubio.

Por lo que, cruzado de brazos, con el ceño fruncido y una mueca de completo desagrado, se dispuso a esperar a los lentos detectives. Porque podrá ser un mercenario despiadado, asesino en toda regla traspasando los estándares humanos —prácticamente—, pero jamás... JAMÁS será un mal hermano.

—¿Puedes detenerte? —se quejó Kouyou a su lado, llevándose una mano a la frente—. Me das dolor de cabeza con tu ansiedad descontrolada.

El europeo la miró con desdén antes de regresar sus furiosos orbes al líder de la organización.

—Ya esperé demasiado. Hare escapó una vez, no permitiré que lo haga de nuevo y perdamos la pista del infeliz que busca cazar a mi hermano.

—Que no es tu hermano —refutó la mujer.

—Solo han pasado cinco minutos, Paul —habló Mori. Mostró una sonrisa, seguido de un asentimiento al dibujo que Elise le mostró—. La paciencia es una virtud. Además, son los calabozos de Port Mafia. Nadie ha sido capaz de escapar con vida.

—¿Y Dazai qué? —observó la pelirroja.

—Es un caso distinto. De entrada, Chuuya-kun lo liberó. Y en segunda, Dazai-kun conoce esa zona como la palma de su mano. Él dio las indicaciones, después de todo.

—Sigo sin entender por qué no cambiamos la seguridad —insistió ella.

—Sabía que algún día regresaría. Lo conozco demasiado bien.

—No es algo de lo que debas enorgullecerte. Todos sabemos que, si lo conoces, no es justamente porque haya sido abierto contigo —recalcó la mafiosa—. Los has estado observando todos estos años. Manipulándolos a tu antojo desde las sombras. —Recibió un asentimiento feliz del pelinegro—. Eres como un pervertido acechando, Boss.

—Pero qué afilada Ozaki-kun.

—¡Pervertido! —vitoreó Elise.

—Elise-chan, no digas esas cosas.

Verlaine se levantó de su asiento y caminó a la salida ante los lloriqueos del mayor. Por su parte, Kouyou soltó una suave carcajada. No podía seguir perdiendo el tiempo. No cuando había alguien allá afuera que buscaba lastimar a Chuuya. Suficiente culpa sentía ya al no haber hecho algo por él años atrás, cuando esa misma persona le había torturado por horas enteras, mientras él se mantuvo ignorante a la situación.

Aunque tampoco es como si pudiera hacer algo. En aquel entonces, Chuuya le odiaba a muerte.

Fue detenido por el movimiento en la manija de la puerta. Al abrirse, la imponente figura de Fukuzawa le plantó cara. No se quitó al instante pues, aunque el hombre denotaba fuerza natural, no era la suficiente como para hacerle temblar. Sin embargo, se hizo a un lado, pues sabía que bloquear la entrada solo les haría perder más minutos valiosos.

—¡Sean bienvenidos, detectives! —Mori se levantó de su asiento y abrió los brazos emocionado—. Pasen a mi humilde hogar.

—¡Woa! ¡Tu casa es gigantesca! —se asombró Kenji, quien venía detrás de Kunikida y el presidente.

DARKNESS MY SORROW |SOUKOKUWhere stories live. Discover now