Acuerdos

318 40 6
                                    

ANTES DE COMENZAR A LEER:

Empezaremos con un recuerdo del Soukoku, para después pasar a la línea actual. 

La parte separada por las ooooooooo será como tal el relato del recuerdo que necesitamos conocer antes. Espero no confundir. 


oooooooooooooooooooooooooooooo

Alguna vez llegaron a un mutuo acuerdo, como el equipo que se supone deberían ser. Ese día, se les asignó una de las tantas misiones que Mori disfrutaba encargarles especialmente. Y es que al mayor le hacía demasiada gracia el proceso completo; desde los mil insultos con los que se atacaban, las negativas de luchar hombro a hombro porque se detestaban. La manera en que Dazai persuadía a Chuuya, para que este terminara cediendo a la encomienda, para finalizar con una clara demostración de confianza mutua. Aun después de años, viéndoles crecer y conocerse, Mori disfrutaba cada faceta que los jóvenes presentaban día con día. No lo había gritado a los cuatro vientos, pero realmente él creía que esos dos estaban hechos el uno para el otro.

Por eso los había enviado fuera de la ciudad. El punto que necesitaban abordar estaba en el bosque, uno bastante peligroso. No sería nada sencillo, cosa que les hizo saber desde el inicio, pero es que nadie más podría cumplir el objetivo. Les había explicado que tenían información sobre un grupo de contrabando de armas que, en algún descuido del líder de artillería, saquearon varios almacenes de Port Mafia, con la finalidad de vender al extranjero su armamento. Claro que él no dejaría pasar tal barbarie.

Ellos tendrían que buscar el lugar exacto dónde resguardaban lo robado a la mafia, lo conseguirían de vuelta, para después aniquilar a la organización clandestina. Listo, era pan comido... si no fueran ellos los únicos responsables en el caso.

—Estás viéndolo mal.

—Claro que no. ¿Crees que soy estúpido?

—No me hagas responder eso —Dazai se ganó un fuerte golpe en la cabeza ante su respuesta—. ¡Y encima eres un bruto! Solo los idiotas responden con violencia.

—Sí sabes que trabajas para la mafia, ¿verdad? —debatió el pelirrojo—. La organización más violenta del país. Eso te convierte en alguien idiota.

—También trabajas ahí, Chuuya —el ojiazul le miró con una mueca de irritación—. Chuuya es tan idiota que topa con lo lindo.

—¡Cállate bastardo!

—Ah, Chuuya grita tanto. Nos encontrarán fácilmente por su idiotez.

—Te juro que una más y no saldrás librado, desperdicio de humanidad.

—¿Te pone mal escuchar la verdad? —siguió molestando. Chuuya apretó los puños—Que poco carácter. A este paso te robaré el puesto de ejecutivo.

El más bajo desvió la mirada a un costado antes de avanzar, tomó de nuevo el mapa que llevaba en sus manos y siguió dándole vueltas para encontrar el lugar dónde estaban. Dazai no pasó aquella reacción inadvertida. No era la primera vez que el pelirrojo evadía el tema sobre el puesto ofrecido a ambos; sobre el cual, Mori dejó más que claro que tendrían que competir por tal título.

—¿Chuuya?

—Deberíamos darnos prisa —dijo sin mirar atrás, esperando que su compañero le siguiera—. Mientras más rápido acabemos con esto, menos veré tu espantosa cara.

Dazai lo alcanzó apresurando el paso y, siendo ajeno a sus acciones, intercepto al otro, parándose frente a él. Chuuya detuvo su andar, quedando a escasos centímetros del rostro del castaño.

DARKNESS MY SORROW |SOUKOKUWhere stories live. Discover now