Impulsos

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Dicen que la parte más difícil de vivir con alguien es llegar a un mutuo acuerdo por los hábitos de cada individuo; y es que no es tan sencillo solo llegar y poner reglas. No, si la vida en pareja (de cualquier índole) fuera así, entonces los días serían tan monótonos, lo cual llevaría a crear tiempos repetitivos y aburridos, aun para la persona más meticulosa.

Dazai no pensaba seriamente en el matrimonio, siquiera tenía la idea de llegar tan lejos. Pero en sus vagos tiempos libres solía pensar que al casarse podría vivir en paz al fin, en caso de llegar a la edad y tener el ánimo para ello. Buscaría una bella chica que coincidiera con él en todo, de esa forma no tendrían por qué discutir el que los zapatos vayan debajo de la cama, tampoco si las diez de la noche es la hora perfecta para comer chuchería que se les cruzara.

Por otro lado, Chuuya tenía la idea de que su pareja ideal sería consciente de que los zapateros se crearon con la finalidad de hacer la vida más fácil, porque todo tiene un orden y un espacio. Así como el hecho de que los horarios entre comidas son muy importantes para mantener un cuerpo saludable. Aunque él realmente no tomaba más de dos comidas al día, con suerte.

Como sea que ambos idealizaban su vida adulta, la actualidad estaba completamente fuera de su perspectiva; llevándolos a tener la peor actitud cada mañana. Y es que el hecho de convivir uno junto al otro, cuando no podían verse a la cara sin insultarse, ya era de por sí una tortura; ahora tendrían que acoplarse a un tercero. Alguien un poco mayor, con buenos hábitos y actitud madura para todo, lo cual los forzaba a medio comportarse decentemente.

Alek estaba acostumbrado a levantarse a las 5:30 de la mañana, tomaba un jugo verde junto a unas pastillitas que, según él, eran vitaminas, y salía a correr por una hora. Regresaba a ducharse, para después salir con atuendo formal-casual, y el olor de su colonia impregnando los pasillos. Se sentaba a tomar un desayuno ligero, mientras Chuuya, quién era el primero en salir de su pieza, bebía su necesaria taza de café mañanera; ambos platicaban de cualquier cosa para pasar el rato.

Hasta ahí no había problema. Dazai se tragaba su coraje al ser despertado tan temprano por el ruso. Chuuya, por otro lado, empezaba a divertirse con la situación, o al menos le agradaba ver al castaño salir de su habitación con cara de pocos amigos durante los últimos tres días. El problema real estaba en que el ritmo de vida del adulto era bastante rápido, para gusto de ambos. Alek podía hacer de tres a cuatro tareas a la vez sin perder la concentración de alguna. Tal cual esa mañana.

—Yo creo que ingiere algo. Sus movimientos no son normales —alegó Dazai en voz baja mientras observaba atento como el mayor hablaba por teléfono, a la vez que escribía algo en su laptop, firmaba un documento que reposaba a su lado derecho y ponía un 9 en el sudoku del periódico que había aparecido esa mañana en el buzón.

Chuuya le miró también con cierto interés, y es que el hombre había sido así desde el primer día, pero no le quitaba el hecho de que le parecía fascinante el dominio total que tenía sobre su cuerpo y mente.

—Si, es bastante inusual —declaró.

—¿Inusual? Ve la hora, Chuuya. No han pasado ni las diez y este tipo ya ha puesto la casa de cabeza y la ha regresado a su sitio. Te lo digo, no es normal.

—Solo tiene mucha energía, deben ser las vitaminas.

—" Vitaminas" —dijo sarcástico—, si como no. ¿La inocencia es parte de tu programación como clon?

—Imbécil —soltó despectivo. A pesar del tiempo, Dazai aprovechaba cualquier momento para hacer sentir mal a Chuuya respecto a su origen. Lo cual fastidiaba al pelirrojo, tocando una parte sensible para él.

DARKNESS MY SORROW |SOUKOKUWhere stories live. Discover now