FLORES DE CEREZO

CAPÍTULO 15. EL REGRESO DE WEIRUI

Lin Bianyu rara vez se enojaba, especialmente cuando el objeto de su ira era su hermano más querido, Lin Rufei.

Ahora que Lin Rufei estaba enfermo hasta la cama, también endureció su corazón y no vino a visitarlo en absoluto. Incluso después de unos días, cuando Lin Rufei finalmente se recuperó de su enfermedad, todavía no veía la sombra de su segundo hermano.

Lin Rufei estaba un poco preocupado.

Fue bueno que Fu Hua tuviera un plan. Ella dijo, 'los árboles de pagoda en la ciudad acaban de florecer. Al segundo joven maestro le encantan las albóndigas con sabor a flor, así que ¿por qué no aprovechar el buen clima de estos días e ir a la ciudad a recoger algunas flores frescas del árbol de la pagoda?

Lin Rufei pensó por un momento. Después de pensar que sí tenía sentido, aceptó la propuesta de Fu Hua.

Este fue el momento en que la primavera estaba en pleno apogeo y todo cobraba vida. Los árboles habían perdido los pétalos de sus flores y estaban sacando sus ramas de color verde brillante. La hierba verde estaba alta y los pájaros volaban. Fue simplemente maravilloso.

Hoy el sol estaba justo. Lin Rufei finalmente se quitó la pesada piel de zorro y se puso un solo traje delgado de primavera. El traje de primavera tenía una base blanca con motivos dorados, y los puños estaban bordados con un círculo de piel blanca esponjosa. El cinturón en su cintura era un jade turquesa especial enviado por el hermano mayor, que se decía que tenía el efecto de calmar la mente. En cuanto a la bolsa de incienso que colgaba del costado de su cintura, fue bordada a mano por su hermana. Aunque los patrones tenían algunas formas extrañas, las bolsas hechas a mano de Lin Weirui eran una rareza.

Antes de salir de casa, Fu Hua notó que el viento era un poco fuerte, así que le dio a Lin Rufei una capa negra para ayudar a protegerse del viento. Lin Rufei no se negó ya que tenía claro su propio estado físico. Incluso el viento más pequeño podría hacer que Lin Rufei se resfriara.

Después de una larga caminata por las montañas, finalmente llegaron al pueblo.

Pero el pueblo de hoy parecía diferente al de los días anteriores. Un grupo de personas estaba alrededor del puente, aparentemente rezando a algo.

Lin Rufei se preguntó: "¿Qué están haciendo estas personas?"

Fu Hua dijo: "No he estado en la ciudad en varios días. Joven maestro, por favor espere, iré y preguntaré."

Lin Rufei asintió con la cabeza.

Fu Hua se dio la vuelta y se metió entre la multitud. Lin Rufei deambuló solo por un rato, pero antes de dar dos pasos, encontró algo extraño. La ubicación de esta ciudad permitió a la gente ver los picos del norte de las montañas Kunlun. Sin embargo, cuando miró hacia arriba, vio que el pico norte original, limpio y elevado, parecía haber sido aplastado por algo, dejando al descubierto rocas desnudas, que eran abruptas y ridículas. Era como un hombre guapo en su mejor momento, que se cortó el pelo sin motivo alguno.

Hablando de cabello, Lin Rufei recordó inexplicablemente al Rey Mono de cabello dorado en el bosque de cerezos en flor. Un poco de conciencia culpable se formó en su corazón. Pero lo bueno fue que este incidente del pico norte ciertamente no tuvo nada que ver con él, así que cuando pensó en eso, el corazón de Lin Rufei se calmó mucho.

Fu Hua terminó de preguntar sobre las noticias y regresó al lado de Lin Rufei. Tenía una expresión extraña en su rostro y él no sabía lo que había escuchado.

Lin Rufei preguntó: "¿Qué has oído?"

"Bueno... hace unos días, el pico norte de las montañas Kunlun fue cortado repentinamente por una espada, muchos residentes de la ciudad vieron el poder de esa espada y pensaron que solo los dioses podían manejar esa espada". Fu Hua susurró: "Como resultado, comenzaron a adorarlo."