𝒞𝒜𝒫𝐼𝒯𝒰𝐿𝒪 𝒱

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   Suelto el lápiz y me froto la sien con dos dedos. Binotto me ha vuelto a pedir que sea el traje del español el que se haga primero, así que me he puesto manos a la obra. A penas llevo unos bocetos, aún tengo que tomarle las medidas y eso es lo que más miedo me da, sobre todo tras la discusión que tuvimos el otro día.

—¿Segura que me has enviado la tela ya con la tecnología incorporada? —le pregunto por quinta vez a Julia, mi secretaria, a través del teléfono mientras observo lo que he hecho.

—Sí —repite—. He ido siguiendo todo, deberías tenerlo en el hotel a más tardar mañana.

—De acuerdo —me froto los ojos con el pulgar y el índice—. Perdona por insistir tanto, pero aquí también me meten prisa.

—Es normal, Layla —la chica ríe al otro lado de la línea—. Necesitan la equipación del nuevo piloto cuanto antes.

—Por lo que me ha dicho su compañero, para las fotos que le hacen para el marketing usará el del año pasado, y luego por ordenador intentarán ponerle los colores del nuevo.

—¿Qué cutrez es esa? —pregunta al otro lado.

—Es lo único que pueden hacer hasta que tenga el prototipo.

—No te preocupes, el tejido debería llegar mañana y si no, yo misma cojo un avión y te lo llevo.

—Esto es superior a mí.

Me echo hacia atrás en la silla y me froto los ojos.

—No te rindas —me anima la chica—. Has sido capaz de hacer trajes con menos tiempo. Podrás hacer dos monos para los pilotos y el equipo de ingeniería.

—Estamos hablando de Ferrari —suspiro—. Una jodida marca de coches, una muy importante.

—No pienses en eso —me riñe—. Da igual si es Ferrari o Victoria's Secret, tú puedes con esto. Tienes ya los bocetos, ¿no? —hago un sonido afirmativo—. En cuanto te llegue la tela ponte manos a la obra.

—Tengo pensado hacer un traje unitalla —me incorporo en la silla—. Presentarlo en una junta y ya con eso, tomar las medidas de los pilotos.

—No es mala idea —me anima mi amiga—. El unitalla puede usarlo el español.

—Podría —me froto la sien—. Sea como sea, espero que mañana esté la tela aquí. Tengo que tomarle las medidas al español.

—Lo vas a conseguir, ya verás.

Cuelgo la llamada y aparto el aparato mientras me sigo masajeando la sien con los dedos. Me duele la cabeza después de todo el día trabajando. Me he quedado en el garaje para poder terminar de pasar las medidas del resto de la plantilla, las cuales ya he enviado a la fábrica con las indicaciones que me dieron para que se pusieran manos a la obra. Pero no es solo eso lo que me provoca el dolor de cabeza, sino también el hecho de que en el hotel no iba a ser capaz de trabajar. Tras lo ocurrido con Theodore el pasado jueves, su comportamiento ha ido a peor.

Tras ir a comprar otro teléfono, tuvimos otra bronca donde me echaba la culpa por haberlo roto solo para no tener que responder a sus llamadas y, por si eso fuera poco, me vio hablando con el piloto español, por lo que ya empezó a preguntarme si me había insinuado al chico. La situación no ha mejorado, es cierto que no me ha vuelto a poner la mano encima, pero cada vez que abre la boca es para discutir y siempre saca a relucir el nombre de mis compañeros. En ocasiones me da por pensar que es él el que tiene una aventura si no, ¿por qué me echaría en cara que le estoy poniendo los cuernos? ¿No es lo que suele ocurrir cuando es la otra persona la que te está siendo infiel?

𝐵𝑂𝑅𝑂𝐽𝑂Where stories live. Discover now