𝒞𝒜𝒫𝐼𝒯𝒰𝐿𝒪 𝐿𝐼𝐼

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𝒞𝒜𝑅𝐿𝒪𝒮

   Las horas pasan despacio. Me muevo y hablo como un autómata respondiendo a las entrevistas sin saber bien qué estoy diciendo o a quién. Cuando me quiero dar cuenta, es domingo y estoy subiéndome al coche.

—Carlos —Erik se acerca a mí—. Lo tenemos todo para ganar, ¿de acuerdo? —me dedica una sonrisa—. Tranquilo, hazlo como lo hemos estado haciendo estos días y entraremos en el podio.

—De acuerdo —asiento con la cabeza.

Erik me dedica una sonrisa y se aleja con la tablet en la mano. Uno de los mecánicos termina de ajustarme el volante y salgo. Me uno al resto de los pilotos y nos colocamos en las posiciones para dar la vuelta de reconocimiento. Una vez en mi posición miro por el espejo retrovisor y se me hace raro no ver a Charles. El monegasco ha tenido que abandonar la carrera antes siquiera de empezarla por un problema irreparable en eje de transmisión izquierdo, por lo que hoy me encuentro luchando solo.

Me he acercado a él para intentar animarle, pero no ha sido posible. Estamos en su casa, participando en uno de los premios más codiciados de la temporada y el que todo el mundo quiere ganar, sobre todo él. De repente, por un problema en el semieje, ha tenido que abandonar. «¿Estará con Layla? ¿Estará ella animándolo?»

Cuando me quiero dar cuenta todos estamos en marcha. Verstappen va primero, Bottas se ha puesto segundo y yo he conseguido subir una posición, quedando tercero.

La segunda vuelta se hace sin problemas y me comunican que Alonso ha subido al decimocuarto puesto, por lo que no puedo evitar alegrarme por él.

—Carlos, Verstappen acaba de hacer una vuelta rápida —me informa Erik por el intercomunicador.

—De acuerdo.

Veo a Lando acercándose y comienzo a defender mi posición, quedando así cuarto. Acelero y escucho a Erik avisándome que estoy a cuatro segundos de diferencia con Max, por lo que acelero aún más.

En la octava vuelta, peleo con Bottas intentando alcanzarlo, pero no lo consigo. Me informan de que Bottas está presionando a Verstappen, esa pelea me ha hecho bajar dos coma tres segundos respecto al neerlandés.

Todo va tranquilo hasta la vuelta dieciocho, cuando escucho a Binotto por el intercomunicador.

—Carlos, aumenta el ritmo —me ordena—. Estás bajando y hoy te encuentras solo. Deja de pensar en tus problemas y céntrate en la carrera.

«Gilipollas»

—Bandera blanca y negra para Lando —me dice Erik en la vuelta dieciniueve—. Ha tomado el exterior de la pista.

—¿Cómo está Lando? —pregunto con cierta preocupación.

—Todo parece estar en orden, no ha sufrido daños —responde Erik.

Siento como me relajo y sigo conduciendo. Acelero aún más intentando alcanzar a Bottas, el cual parece tener un mal ritmo en la carrera. En la vuelta veinticinco, nos animan a entrar en boxes para cambiar los neumáticos. Esta vez, y para mi sorpresa, los mecánicos han sido rápidos en el cambio, por lo que salgo disparado.

—Bottas está fuera —me anuncia Binotto—. Se les ha atascado una tuerca intentando sacar la rueda delantera derecha y no son capaces. Has conseguido la segunda posición, Carlos.

Sonrío y noto la euforia dentro de mí. En la vuelta treinta y tres decido parar y, para mi sorpresa, han tardado dos segundos y siete microsegundos, siendo esta una buena parada. Vuelvo a la carrera y veo a lo lejos a Verstappen, en ese momento, veo aparecer el coche de McLaren de Lando.

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