𝒞𝒜𝒫𝐼𝒯𝒰𝐿𝒪 𝒳𝐿𝒱𝐼𝐼𝐼

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𝒞𝒜𝑅𝐿𝒪𝒮

   Nada más entrar en el hospitality vemos como Mattia viene hacia nosotros con la tablet en la mano. Charles y yo nos miramos sabiendo que solo puedes significar una cosa.

—Buenos días —nos saluda.

—Buenas —respondemos Charles y yo a la vez.

—Hoy tenéis algo diferente para hacer.

—¿El qué? —pregunta Charles a mi lado.

—Hoy vais a grabar un tour por el hospitality —nos explica—. Está todo montado ya. Intentad no salir mucho fuera, solo algunas tomas.

—¿Por qué? —pregunto.

—Para acercarnos más a la gente que no puede permitirse estar aquí —nos explica—. A los fans les gustará.

—Está bien —asiento.

—A mí me parece curioso —comenta Charles a mi lado—. Puede ser divertido, Carlos.

—No digo lo contrario —me río.

—Pues venga —nos apremia—. Por cierto, Carlos, quiero hablar contigo antes.

Asiento con la cabeza mientras miro al ingeniero jefe. Dejo a Charles en la zona de descanso, y me dirijo con Mattia hacia la oficina. Al entrar, me siento y él se pone detrás del escritorio.

—¿Qué ocurre? —pregunto.

—Ya te lo dije en Maranello, me alegro de que Layla y tú estéis juntos —dice mientras apoya los codos sobre el escritorio y entrelaza sus dedos.

—Gracias —asiento con la cabeza—. Pero estoy seguro de que esa no es la principal razón por la que me has hecho venir.

—En realidad sí —frunzo el ceño.

—¿Qué problema hay en que Layla y yo estemos juntos? —pregunto—. Tú mismo nos dijiste que te alegrabas de vernos juntos al fin.

—Y lo hago —asiente con la cabeza—. Y Piero también, pero queremos comentarte algo.

Binotto dirige su mirada hacia la puerta, por lo que hago lo mismo. Piero Ferrari entra en la oficina con un gesto serio. «Esto no puede ser bueno».

Ciao, Carlos —me saluda el empresario. (Hola, Carlos)

Buongiorno —saludo con un gesto de la cabeza (Buenos días)

Avete fatto un buon viaggio? —me pregunta, con una pequeña sonrisa en el rostro. (¿Has tenido un buen viaje?)

Sì, ma sono sicuro che non è per questo che vuoi parlarmi —miro a ambos hombres mientras me cruzo de brazos y me echo hacia atrás en la silla. (Sí, pero estoy seguro de que no es por eso por lo que quieres hablar conmigo)

Ambos hombres se miran para después volver a centrar su atención en mí.

—Se que estás con Layla y me alegro —dice Piero en inglés—. Quiero advertirte de que tengas cuidado.

—¿Por qué? —pregunto.

—Te has formado una reputación los últimos meses que no es buena imagen para la escudería —dice Mattia—. La prensa puede pensar que estás con ella únicamente por ser la diseñadora de los trajes y así obtener ventaja.

—O al revés —aporta el empresario—. Nosotros sabemos que no es así, pero a la prensa le gusta tergiversar las cosas.

—Pero para eso ya estáis vosotros, ¿no? —frunzo el ceño—. Layla y yo os dijimos que queríamos llevar nuestra relación con la máxima discreción posible. Tarde o temprano sabíamos que la prensa se iba a enterar.

𝐵𝑂𝑅𝑂𝐽𝑂Where stories live. Discover now