𝒞𝒜𝒫𝐼𝒯𝒰𝐿𝒪 𝐿𝒳𝒱𝐼𝐼𝐼

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   Al despertar, veo a Carlos dormido a mi lado. El piloto me abraza con un brazo, descansando su mano está sobre mi vientre. La profunda respiración del piloto me hace saber que se encuentra profundamente dormido. Acaricio su mejilla y él se queja suelta un pequeño gruñido a la vez que frunce el ceño, pero parce ser que el sueño lo puede. «Adorable». Le doy un beso en la frente y aparto un mechón de pelo que se le ha metido en esta. Despacio, consigo apartar su brazo de mi cintura, pero él suelta otro quejido. Me levanto de la cama y no puedo evitar sonreír al ver el mar desde aquí.

Voy hacia el baño y cierro la puerta. Tras hacer mis necesidades, abro el grifo de la bañera y mientras esta se llena, me recojo el pelo y me lavo los dientes. Me deshago del pijama. Cuando la bañera se encuentra completamente llena, cierro el grifo y en el momento que me voy a meter no puedo evitar mirarme en el espejo.

Paso mis manos por mi abultado vientre y una sonrisa se forma en mi rostro. A pesar de estar de casi tres meses, a penas se me nota. «Aún no me puedo creer que un pequeño ser humano, fruto del amor de Carlos y mío, se esté formando dentro de mí».

Me meto en la bañera y echo las sales de baño junto con el jabón y la bomba de baño. Miro como se forman las burbujas y comienzo a mover mi mano para que la espuma se vaya formando.

—¿Amor? —escucho la voz de Carlos en la habitación—. ¿Mi amor?

—En el baño —hablo.

Escucho como camina por el dormitorio y después, la puerta se abre. Carlos aparece con el pelo revuelto y en bóxers mientras se restriega un ojo. Una pequeña sonrisa se forma en su rostro al verme y viene hacia mí.

—¿Por qué no me has avisado? —pregunta para después bostezar.

—Estabas muy tranquilo dormido y no quería despertarte —saco una de mis manos del agua y la pongo sobre el brazo de Carlos. El piloto se ha puesto en cuclillas en el suelo al lado de la bañera y se apoya en el borde.

—Pero me he perdido el verte en la bañera —hace una mueca.

—Ahora me estás viendo.

—¿Puedo? —pregunta.

—Claro —asiento.

Carlos se levanta, va a lavarse la cara y después los dientes. A continuación, se quita los bóxers y se mete en la bañera. El piloto se pone detrás de mí y después, noto sus manos en mi cintura, me acerca a su cuerpo y quedo entre sus piernas. Me da un beso en el cuello y después, apoya su barbilla en mi hombro.

—Buenos días —restriega su mejilla contra la mía.

—Buenos días —acaricio su nuca.

—¿Has dormido bien?

—Sí, ¿y tú?

—Sí —asiente—. Aunque no dejo de pensar en la carrera de ayer —hace una mueca.

—Amor, quedaste sexto, no es mala posición —me acomodo en su pecho—. Además, fue una carrera aburrida.

—¿Aburrida por qué?

—Porque no hubo accidentes o algo así memorable.

—Daniel perdió el alerón delantero en la primera vuelta, Yuki y Mick quedaron fuera de la competición también en esa vuelta. Si eso no es memorable...—se ríe.

—Quitando eso —le doy un manotazo en el brazo.

—Sí, la verdad es que fue una carrera tranquila —asiente—. Pero no sé, esperaba más.

𝐵𝑂𝑅𝑂𝐽𝑂Où les histoires vivent. Découvrez maintenant