Capitulo Dos

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Y ahí estaba yo, sentado en una de las bancas de la feria que estaba junto a la entrada, esperando a que alguien se apareciera. No lo sé, tal vez dos personas de nombre Luca y Cindy, solo espero que no llegaran juntos.

En ese momento volteo hacia la entrada y lo veo a él. Con una sudadera beige, jeans y el pelo un poco despeinado por el aire. Me ve, se acerca a mí.

—Perdón por llegar tarde. —Se disculpó.

—Vaya, parece que hoy intercambiamos papeles.

—No sé si eso sea bueno. — Se soltó riendo, y yo junto con él también. — ¿Cindy aun no llega?

—No. —Le contesté.

—¿Quieres subir a algunos juegos conmigo antes de que llegue?

—Señor Luca, esa idea me agrada bastante.

Decidimos formarnos en la fila de la rueda de la fortuna. Pagamos el boleto. A la hora de subir claramente, como el buen miedoso hijo de perra que soy, entré en pánico. La rueda era bastante alta.

—Tranquilízate un poco, solo son unos cuantos metros de altura.

—Si algo falla en esta máquina y muero, te echaré la culpa a ti.

Se burló de mí. —Si, sigues siendo un miedoso, ya súbete o medará un ataque de ira contra ti.

«Ah mierda, compórtate, sabes que no te da nervios subir a la rueda de la fortuna, lo has hecho miles de veces». Tenía que aceptar que el hecho de estar en lo más alto de la ciudad con el chico que me gustaba me ponía los pelos de punta. Pero ¿Por qué? He estado con él toda la vida, sentados en los recesos como siempre, solos en casa miles de veces, estado abrazados cientos de veces, lloriqueado sobre él miles de veces más, pero entonces ¿porqué me daba miedo estar con el ahora?, tal vez sea el hecho de que acepté que el me gusta, de que acepté que soy gay y esas cosas me ponen nervioso, tal vez porque sé que próximamente podría perderlo.

La rueda empezó a funcionar. Empezamos a subir. Despacio. Cerré los ojos, no quería ver. Sentía como subíamos, mas no veía nada.

—Hey, abre los ojos. — Luca me tocó la mano y me hizo abrirlos ojos. Al abrirlos vi que la rueda decidió dejarnos en lo más alto. —No mires hacia abajo, mira hacia el frente.

El atardecer era hermoso, desde las alturas solo pude ver la belleza de cada nube coloreada de un tono amarillento y anaranjado, relucían como si de oro se tratara. Era demasiado bello, por un momento el mundo dejó de verse como una mierda.

—Es hermoso— Dije asombrado.

—Lo es, al ver todo esto pierdes el miedo de cualquier cosa.

—Si, no sé por qué le tenía miedo a subirme.

—Es porque sigues siendo un miedoso.

—Wow, hermosa explicación.

Nos reímos un rato, luego callamos, simplemente vimos todo aquel paisaje tan hermoso. Incluso se veía más allá de la ciudad. En realidad, no es una ciudad como tal, y si lo es, es bastante pequeñita.

Hasta Que La Muerte Nos Una [Mensajeros De La Muerte I] (LGBT+)Место, где живут истории. Откройте их для себя