Hasta Que La Muerte Nos Una [Mensajeros De La Muerte I] (LGBT+)

Capitulo Treinta Y Siete

(Narrado por Félix)

La lluvia empezó a caer como jamás lo había hecho, justo cuando iba hacia aquel lugar en el que me darían la respuesta acerca de mi muerte. Iba hacia el hogar de James Allen, el hombre que sobrevivió a la muerte.

Al llegar al lugar que me marcaba la ubicación que él mismo me había mandado hace unas horas atrás, pude notar que su casa estaba justo frente a la de Ross.

Toqué la puerta de una casa que parecía estar bastante deteriorada por fuera, pero cuando James abrió la puerta vi que nada es lo que parecía.

Un adulto de unos 50 años aproximadamente abrió la puerta y me invitó a pasar. Entré y la casa era demasiado bella y reluciente. Al entrar fue como si viajara a otra época, la decoración, los adornos, todo era como si estuviera en una película ochentera.

—Vamos, siéntate muchacho. —Me dijo amablemente James. Así que tomé asiento. —¿Quieres un café o algo? —Me preguntó, pero con amabilidad rechacé su acción. —Bien, entonces haré uno para mí.

Después de unos diez minutos, James se sentó frente a mi con café en mano. Le sonreí. Era demasiado gentil.

—¿Y cual es tu nombre? —Preguntó.

—Soy Félix, Félix Miller. —Le contesté.

—Que lindo nombre, ¿sabías que significa "feliz"? Le haces honor a tu nombre.

—Gracias, pero no diría que le hago tanto honor.

—Pero claro que lo haces, tienes una sonrisa hermosa y eres demasiado apuesto, estoy seguro que esa felicidad que transmites ha a atraído a varios chicos más.

¿Chicos?

—Perdone, ¿cómo sabe mi sexualidad? —Pregunté alterado.

—Oh muchacho, yo lo sé todo. —Me puse nervioso con eso. —Y además pude ver tu pulsera LGBT, tranquilo, no soy adivino. —Y luego me tranquilicé con eso.

—Ah claro jeje. —Solté una pequeña risita.

—¿Y hace cuanto que ves a estos fantasmas? —Me preguntó.

—Hace casi un mes. —Dije, luego James procedió a escupir su café hacia el piso al escucharlo. —¿Pasa algo? —Pregunté preocupado.

—Si, pasa que tienes la peor y la mejor suerte al mismo tiempo. A mi me avisaron tan solo una semana antes. Esto está mal.

—¿De que habla? ¿Por qué estaría mal?

—Porqueesto no tiene justificación, no es un error, hay algo más aquí muchacho.

—No lo creo, Robin me dijo que moriré.

—¿Robin? ¿qué Robin?

—Es el nombre de mi mensajero, Robin Sallow. —Le aclaré.

—¿Robin Sallow? ¿El fallecido Robin Sallow? ¿El famoso modelo?—Preguntó él, y claramente me confundí bastante.

—¿Famoso? ¿Oiga, de que habla?

—Bueno eso no importa ahora, estas aquí por una razón.

—Si, necesito saber como deshacerme de los mensajeros, necesito deshacerme de la muerte. ¿Cómo lo hizo usted? —Fui al punto.

—Fácil, no lo hice.

Y eso detonó la confusión más grande de todas en ese momento.

—¿A que se refiere? —Pregunté.

De pronto toda aquella sala se deterioró, y sus brillantes colores interiores se convirtieron en un gris oscuro. James se levantó y desapareció frente a mí. Luego, lo tenía frente a mí, era Robin, ¿pero que miados acababa de pasar?

Robin frente a mi me hizo saber que todo esto era una ilusión, era falso.

—Félix, acepta tu destino y podrás descansar en paz. —Me dijo con sabiduría.

—Pero ¡¿qué si no quiero descansar en paz?! —Le reclamé.

De pronto la puerta se abrió, y Robin desapareció. Miré hacia la puerta y Ross estaba ahí.

Tanta era aquella ilusión que ni siquiera sentí el agua corriendo por mi piel gracias a que el techo de aquella casa estaba destruido. ¿Dónde estaba realmente?

—¿Félix que mierda haces aquí? —Preguntó acelerado Ross.

—Yo-yo-yo...—Tartamudeaba gracias al frio de la lluvia y del miedo a morir que corría por mis venas. —Yo...No lo sé.

No sabia nada, y era así, tan extraño, tan incierto, tan tenebroso, ese era mi futuro.