Capitulo Cuarenta Y Tres

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Me abrí paso entre la multitud, la cual se amontonaba en la entrada para poder salir de la escuela

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Me abrí paso entre la multitud, la cual se amontonaba en la entrada para poder salir de la escuela. Entre todos terminé perdiendo de vista a Luca, quien parecía huir de ahí como si fuera lo ultimo que hiciera, sin contexto, sin palabras, solo huyó.

Cuando logré salir del lugar, miré hacia el espacio en el que guardábamos las bicicletas. Su bicicleta no estaba, así que miré hacia la calle, el iba a toda velocidad. Monté mi bicicleta y pedaleé lo más rápido que pude. Pasamos una, dos, tres cuadras y simplemente no lo lograba alcanzar.

Parecía tan veloz. Grité su nombre, pero no escuchó. Mis pies empezaban a cansarse, parecíamos recorrer toda la maldita ciudad sin un rumbo fijo. El peso de mi mochila hacia que me cansara aun mas de lo que debería. Ni siquiera sabia porque lo estaba siguiendo, pero algo me decía que si no lo hacía algo malo ocurriría.

En un momento mi teléfono empezó a sonar, y mientras seguía en la bicicleta lo saqué para ver quien me estaba llamando. Era Farah, pero había asuntos mas importantes, así que le rechacé la llamada. Tan solo ese momento bastó para perder de vista a Luca en una intersección. Mierda.

Tomé la calle de la izquierda, fue en ese entonces que me di cuenta de hacia donde iba yo, toda esta calle daba hacia la casa de Ross. Y a lo más lejos de la calle logré ver a Luca. Oh no, oh mierda esto no.

Aunque pedaleé lo más fuerte, no logre alcanzarlo. Y cuando llegué, Ross ya había abierto la puerta.

Luca lo tomó de la playera y lo tiró hacia la pared. Estaba tan...enojado.

—¿Qué mierda te ocurre Luca? —Le gritó Ross al verlo de esa manera.

—¿Por qué me ocultaste información de mi hermana? ¿por qué mierda jamás supe que tu fuiste su ultima relación? —Le dijo mientras seguía acorralándolo.

—¿Cómo lo supiste? —Dijo Ross, confesándolo y sin negar nada. Al ver que Luca lo seguía viendo de manera horrible siguió hablando. —Mira, aun éramos novios cuando tu hermana, ya sabes, desapareció.

—¿Y por qué jamás lo confesaste? —Le preguntó agresivamente.

—Porque siempre sentí que fue mi maldita culpa.

—Eres un bastardo. —Luca lo soltó agresivamente. —¿Cómo te atreves a declarar ese tipo de cosas? ¿Qué mas no se de mi hermana? Dímelo ahora inútil.

—Nada, no lo sé, aun no lo sé. —Ross empezó a llorar. ¿Porqué lo hacía? Parecía ver a alguien invencible quebrarse en pedazos ante nuestros ojos. —Yo aun no se nada, intento todo el tiempo descifrarlo y cuando parece que estoy cerca de todo viene algo y lo arrebata.

—¿De qué hablas? —Preguntó Luca mientras retrocedía hacia mí.

En un instante la puerta de la casa se abrió, y por ella entro Tony, el padre de Ross.

Hasta Que La Muerte Nos Una [Mensajeros De La Muerte I] (LGBT+)Where stories live. Discover now