Capitulo Veintinueve | Farah

724 63 7
                                    

(Narrado Por Farah)

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

(Narrado Por Farah)

La escuela estaba vacía cuando llegué, así que directamente fui hacia la sala de música. Un gran salón, rodeado por varias bocinas y muchos instrumentos musicales. Junto a la esquina del lado derecho había un piano, un simple y hermoso piano. La verdad es que me sentí intimidada, porque jamás me había dispuesto a aprender a tocarlo. Solo se varias combinaciones de teclas y hacer que suenen bonito como si fuera una melodía, pero de ahí en fuera la música no es lo mío. Ni siquiera entiendo el porqué estoy aquí, pero creo que podría convertir el piano en mi nuevo hobbie.

Una larga banca estaba frente al piano, por lo que al verla me senté en ella. Estaba cansada y necesitaba sentarme. Las teclas del piano estaban frente a mí ahora. Era temprano, pero aún no podía empezar a tocar, solo imagino la vergüenza que pasaría si alguien llega y me ve tocar de manera horrible este piano a una hora tan temprana. Definitivamente esa persona saldría corriendo de aquí. Pero no había absolutamente nadie en la sala de música, así que puse mi dedo sobre una tecla y la presioné. No tengo bien entendido que nota era, pero sonó lindo. Así que intenté seguir el ritmo, creando mi propia secuencia de teclas y simplemente haciendo que sonara bonito. Así terminé creando una melodía que me había sacado de la nada, pero por lo menos sonaba bonito. Escuché unos pasos aproximándose hacia la puerta, así que dejé de tocar las teclas del piano. Me estremecí al ver que alguien se asomó por un lado de la puerta, luego me tranquilicé al ver que era Cindy quien estaba parada ahí.

— ¿Intentando aprender por ti sola? —Me dijo.

—Nada de eso. —Dije entre risas que se me escaparon. —Solo vi que estaba vacío y me llamó la atención, así que empecé a tocar.

Cindy se empezó a acercar hacia el piano. Cuando estuvo cerca tanto de mí como del piano, se sentó en la misma banca que yo, junto a mí.

—Tal vez pueda darte clases solo a ti, por ahora. —Eso me hizo sonrojarme, fue inesperado, ¿qué mierda me pasaba? Con ese comentario mi cara se puso de un color tomate.

—Bueno, tal parece que los demás son muy impuntuales. —Le dije, mientras se me caía la cara para ocultar mis sonrojados cachetes.

—Parece que por ahora estaremos solas, tu y yo. —"Tú y yo" Suena hermoso, pero no, no definitivamente no, ¿qué me pasa con ella? ¿por qué soy tan extraña? ¿por qué sigo sonrojada?

—Si, eso parece. —Mencioné nerviosa mientras le lanzaba una sonrisa, una sonrisa nerviosa.

Puso sus manos sobre aquel piano y empezó tocar una melodía. Aquel sonido era tan dulce, que empezaba sentirme en el cielo con ver que empezó a tocar. Sus manos parecían ni siquiera tocar las teclas. La miré y sentí como jamás había sentido algo, era tan extraño. Que mierda me ocurre, me rehúso a sentir algo en esos momentos, es solo un tonto piano, con una tonta melodía, en un tonto momento con un tonto sentimiento. Pero, ¿por qué se siente como amor? No es amor, no lo es, es estúpido, pero se siente tan mágico, pero sigue siendo estúpido.

Ella me miró, y sentí como si sus ojos consumieran todos mis sentimientos en ese momento y los convirtieron en magia. Me hundía en su mirada, y me encantaba sentir eso.

Fue un simple instinto el hecho de poner mis manos en el piano, pero fue un simple accidente que nuestras manos se tocaran. La música dejó de tocar en ese momento, y nuestras manos quedaron una sobre la otra. El ambiente parecía estar rodeado de chispas que se prendieron en el momento que nos tocamos. ¿Esto es amor? No, no lo es, me rehúso a creer que esto es algo romántico y que todo sentimiento que experimento se le llama amor. Solo es un estúpido momento, pero siento la necesidad de no permitir que ese momento termine ahora.

Justo cuando parecíamos estar cada vez más cerca, algo empezó a sonar, no era el piano, era mi puto móvil. Arruinando el momento, saqué mi celular del bolsillo. Era Félix. Tal vez no sabía prepararse su propia comida, o le ocurrió un accidente estúpido en la casa, todo podía salir mal con Félix solo en casa. Hubiera deseado tanto recibir cualquiera de esas noticias cuando contesté, cualquier cosa hubiera sido mejor que la noticia que recibí.

—Farah...

— ¿Qué ocurre?

—Volvió. Papá volvió.

Hasta Que La Muerte Nos Una [Mensajeros De La Muerte I] (LGBT+)Where stories live. Discover now