Hasta Que La Muerte Nos Una [Mensajeros De La Muerte I] (LGBT+)

Capitulo Cuarenta y Uno

Verlo de nuevo fue un ataque directo al corazón, hablarle fue lo que me destruyó.

—Espera. —Le dije mientras lo veía darme la espalda luego de dejarme ver sus ojos de nueva vez. —Creo que tenemos que hablar.

Y esta vez su respuesta me sorprendió:

—Si, tenemos algo que hablar. —Me contestó seriamente mientras se volteaba hacia mí.

—Yo solo... —Intenté decir, pero un golpe en la espalda me recibió de repente.

Miré hacia atrás y Aaron estaba parado frente a mí. Mierda. Fin chicos, hasta aquí llegó mi vida, ya se me adelantó la fecha. Me puse frente a él y quise enfrentarlo, pero sería una pérdida de tiempo hablar con esta persona tan estúpida.

—Oigan si van a ser tan gays no lo hagan aquí por lo menos, hay adolescentes presentes. —Dijo, y al terminar guiñó su puto ojo. Ojalá ese maldito ojo quedé morado algún día.

—No hay necesidad. —Dijo Luca parándose frente a él. —La ignorancia da más incomodidad que una persona homosexual.

—Claro que no. —Recalcó de pronto Aaron. —Si se hubieran besado hubiera sido peor.

—Vamos Aaron, tu tocas a varias chicas tras los casilleros frente a todos, dime que sería un simple beso. —Contraatacó Luca mientras poco a poco empujaba a Aaron hacia atrás, haciéndolo retroceder.

—Vamos Luca, ya habías terminado con él, ibas por buen camino, no me digas que tan bajo estas empezando a caer. —Habló Aaron.

—Vamos Aaron, no te hagas el mejor aquí, tu estupidez te hare bajado toda la vida. Es más, ni siquiera eras nadie antes de que Ross se fuera, solo vivías en sus sombras. No tienes derecho a rebajarme a mi ni a nadie. —Dijo Luca mientras lograba acorralar a Aaron contra la pared y lo señalaba con un dedo.

—Que estúpido, lo defiendes luego de que es tu puto ex. —Habló por último Aaron.

—Es más que mi ex. —Luca me miró. —Es mi amigo, y mi alma gemela, y haría lo que fuera para defenderlo hasta el ultimo minuto de su vida.

De pronto mi corazón se prendió en fuego, el fuego más cálido y abrazador que pude sentir. ¿Era amor de nuevo? Creo que sí, el amor es el fuego más grande que existe, tan cálido y abrazador que no importa si mueres quemado en él.

Aaron no dijo nada, simplemente empujó a Luca hacia mí y se  fue del lugar, tal cual lo haría un cobarde.

Vi a Luca tomar de nuevo su mochila e irse, no dije nada, no había que hacerlo.

Estando ya en casa me surgió un gran sentimiento. Uno que me hizo atentar ante cualquier pronóstico de posibles situaciones a las que me podía enfrentar próximamente.

Tomé mi chamarra, monté mi bicicleta y pedaleé hasta llegar a casa de Luca. Y estando a tan solo unos pasos de la puerta me arrepentí. Dando la vuelta acepté que todo había terminado ya. Pero Luca abrió la puerta a mis espaldas y supe que todo estaría bien.