Capitulo Veintiuno

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—¡Llama a la policía ahora! —Le ordené a Farah mientras conducía por la calle 118

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—¡Llama a la policía ahora! —Le ordené a Farah mientras conducía por la calle 118. Así lo hizo.

Calle 119. Calle 120. Calle 121. Estaba a punto de llegar por la calle 122 cuando logramos ver a una persona corriendo a toda velocidad por la esquina de la 121.

—¡Es Cindy! —Giré rápidamente para alcanzarla.

Farah abrió la puerta rápidamente y Cindy se lanzó hacia el auto. Cinco tipos jóvenes corrían tras ella, cada uno con el rostro tapado y armas de fuego en las manos. En cuanto pude ver que Cindy estaba en el auto, arranqué con demasiada velocidad. Las luces de la policía se hicieron ver por la calle de al lado. Varios balazos se lograron escuchar, los cinco hombres estaban ahora huyendo de las autoridades. Una de las patrullas no pudo frenar a tiempo y arrolló a uno de ellos. Esto hizo que los secuestradores se detuvieran y los agentes lograron tomarlos. Me detuve junto a una pequeña tienda para intentar calmar a Cindy, la cual estaba en un mar de lágrimas y no podía dejar de temblar.

—¡¿Q-q-qué i-i-intentaban ha-hacerme?! —Decía Cindy, con las lágrimas recorriendo todo su rostro y su voz totalmente destrozada. Una parte de su blusa estaba rota dejando al descubierto su hombro.

—Ya está todo bien. —Le decía Farah mientras la abrazaba y con sus manos le secaba las lágrimas.

Uno de los oficiales se acercó a nuestro coche y nos bajó. Ya no había ninguno de aquellos hombres, aun así, los tres estábamos bajo un miedo demasiado horrible.

—¿Todos están bien? —Preguntó. Llevaba el uniforme y era un oficial bastante joven, inspiraba confianza y seguridad. Su nombre era Carter.

Cindy se soltó de los brazos de Farah. —¡¿Usted de verdad cree que estoy bien?! Cinco malditos imbéciles de mierda intentaron secuestrarme hoy, me rompieron mi ropa y me intentaron lanzar contra su coche, seguido de que estoy segura que intentaban abusar de mí. ¿Usted cree que estoy bien con eso? —Gritaba Cindy, las lágrimas no paraban.

—Señorita, necesita tranquilizarse, mi equipo médico viene encamino para asegurarse de que esté del todo bien. Nos preocupamos por usted.

—¡Hagan pagar a esos malditos! —Le dijo Cindy en la cara al oficial. Sinceramente aquella persona no merecía que Cindy le hablara así, pero era de esperarse aquella reacción por parte de Cindy. Farah volvió a abrazarla.

—Necesito que me responda unas preguntas. —El oficial Carter nos llevó a un lugar alejado, mientras la ambulancia llegaba. Subieron alhombre que una de las patrullas arrolló, estaba muerto.

Varias personas especializadas para tratar con estos casos se llevaron a Cindy para hacerle varias preguntas. Farah y yo estuvimos junto a nuestro coche esperándola. El ambiente en esos momentos era oscuro y tenebroso. Había pánico aún. No puedo imaginar todo lo que pasaba por la cabeza de Cindy en aquellos momentos.

—Aún no puedo entender las intenciones de esos tipos. —Mencionó Farah, disgustada por la situación, cruzada de brazos, triste.

—Es imposible comprenderlos, son malas personas, son unos bastardos sin corazón.

—Si tan solo no hubiéramos llegado a tiempo, Cindy estaría...

—Cindy está aquí, con nosotros, ya pasó todo, ella está bien, nosotros estamos bien.

—Félix, nada está bien.

No, nada estaba bien. Cinco personas intentaron secuestrar a una persona totalmente inocente con intenciones horribles. Uno de ellos está muerto. Cindy no puede controlar su miedo. Los policías se comportan amables, pero no entienden a la víctima. ¿Todo está bien? Jamás estará bien.

—Tienes razón, nada está bien y todos intentan tomarlo con calma cuando no es así. Esas personas están dañadas, son psicópatas. Cindy no merece nada de esto y nosotros no podemos hacer nada más que estar parados aquí junto a este estúpido coche cruzados de brazos. La sociedad es una mierda, esto es grave, es demasiado grave y no veo a nadie tomándolo como el problema que es. —Volví a recargarme en el coche, sin poder hacer nada más que esperar a quelas autoridades actúen.

La noche pasaba, Cindy intentaba tranquilizarse mientras la llevábamos a casa. Una noche de mierda.

Farah entró con ella a casa mientras yo esperaba en el auto. Luca me llamó.

—Escuche lo de Cindy, ¿todos están bien?

—Si, estamos bien, gracias por preocuparte.

—Fuiste muy valiente al meterte en ese asunto.

—Bueno, alguien estaba en peligro.

—Volaron balas, pudiste morir. Aún así le salvaste la vida a Cindy. ¿No es eso de admirarse?

—Exageras demasiado.

—Haces de todo por los demás y ni siquiera lo aceptas. Me encanta eso de ti, aunque deberías aceptar cumplidos más seguido.

—Creo que en estos momentos necesito un abrazo tuyo.

—No puedo en estos momentos, pero, ¿te apetece un "te amo"?

—Creo que me apetece.

—Bien, Félix, te amo.

—Te amo más.

Colgué cuando Farah regresó. Me contó que sus padres estaban demasiado asustados, pero ahora estaban juntos y eso era lo mejor para todos.

**

"La noche del domingo 14 de agosto, 5 hombres jóvenes de aproximadamente 25 años fueron detenidos en la calle 121, luego de que estos intentaran realizar un secuestro a una chica de 18 años en la calle 122. Dos jóvenes lograron llegar a tiempo antes de que la chica fuera tomada por los 5hombres. La policía llego tan solo unos segundos después, lo que se convertiría en una pequeña persecución que terminaría cuando una de las patrullas arrolló a uno de los agresores luego de haberse detenido para disparar hacia las patrullas. Aquel hombre fue llevado por la ambulancia, aunque ya se encontraba muerto. La chica se encuentra a salvo y los otros cuatros hombres ya se encuentran en prisión con un juicio por delante para determinar el tiempo que pasaran encerrados por intento de homicidio hacia las autoridades e intento de secuestro y feminicidio. Oficialmente la esperanza se ha ido de Hopecity."

La noticia se encontraba por todos lados, la gente empezaba atener miedo, los secuestros, abusos y feminicidios aumentaban en gran cantidad, esta fue la gota que derramó el vaso.

La mañana del lunes, Cindy faltó a la escuela, y todos los ojos estaban puestos en nosotros.

Las protestas en contra de los recientes hechos no se hicieron esperar, pues, después de que la corte decidiera tan solo dar 3 años de cárcel a los agresores, la gente salió a protestar contra tal injusticia.

Cindy, Alya y muchas chicas más eran la prueba de que Hopecity ya no era un lugar seguro. En tan solo un día, la esperanza abandonó la ciudad.

Hasta Que La Muerte Nos Una [Mensajeros De La Muerte I] (LGBT+)Where stories live. Discover now