Hasta Que La Muerte Nos Una [Mensajeros De La Muerte I] (LGBT+)

Capitulo Veintiocho

Cindy y Farah se fueron felices de la biblioteca, un nuevo logro, porque lo sentíamos como si el logro fuera de todos y no solo de ella.

Estando solos en la biblioteca, Aaron nos encontró. Al acercarse hacia nosotros, la mano de Luca dejó de sostenerme. Parecía asustado, y me percaté de eso. Lo miré, pero su mirada no estaba dirigida en mí.

—Nos volvemos a ver las caras, Félix.

—¿Qué necesitas? Aaron.

—Solo venía a saludarte, tampoco te preocupes. No vale la pena que sigamos peleando, ¿sabes?

—¿A qué te refieres?

—Odias a Ross, yo también lo hago ahora. Deberíamos unirnos un día de estos. —Tal parece que Ross lo dejó mal en aquella pelea, y ahora buscaba una manera de destruirlo. Por otro lado, yo había perdido cualquier tipo de rencor en Ross.

—Jamás uniría fuerzas contigo.

—Lastima, estuviste a punto de perder un enemigo. Has ganado otro.

Nada de eso me importaba. No en estos momentos. Algo le sucedía a Luca.

—¿Qué ocurre? —Dije, luego de que Aaron nos volviera a dejar solos.

—Nada.

—Soltaste mi mano cuando él se acercó. ¿Tienes miedo a que nos descubran? —Era una pregunta fuerte, pero mi duda tenía que ser contestada.

—¡No! —Dijo al instante, luego empezó a ponerse nervioso. —No es eso, solo es que, es Aaron. —Con eso ya había dicho demasiado.

—Entonces es un sí.

—Yo...Lo siento, aun no estoy listo para esto.

—Tranquilo. —Dije, desviando mi mirada. —¿Sabes? —Acerqué mi mano hacia la suya. —No eres el único con el miedo a que todos lo descubran. Aún tengo miedo de que mi familia lo sepa. —Tomé su mano y la apreté. —Pero ahora estamos juntos, y es nuestro secreto.

—No siempre deberá ser un secreto.

—Estaremos juntos para enfrentar a cualquiera que nos intente cazar como si fuéramos zorros.

—Los cazadores a veces logran hacer daño.

—Seremos astutos.

—Solo quisiera no ocultar lo nuestro. Poder besarte donde sea, poder amarte cuando sea. Poder mostrarles a todos lo maravilloso que es tenerte como mi novio.

—Por ahora quedémonos en los lugares que guardan nuestro secreto.

Por un momento guardamos silencio. Un hermoso silencio.

—Mañana es tu cumpleaños. —Me recordó. Mierda. Cumplir año será una mierda.

—Vaya, no había necesidad de arruinar el momento recordándome.