Capitulo Treinta Y Ocho

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Jamás confié en Ross hasta este momento

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Jamás confié en Ross hasta este momento. El momento en el que, al verme empapado bajo la lluvia, sin poder decir nada por el frio, me tomó y me llevo a su casa.

Me dio ropa seca y una toalla, y me invitó a quedarme hasta que la lluvia pasara.

Su hogar no era tan grande, pero si era bastante acogedor, aunque había algo de desorden por todos lados. Sus paredes de madera y mármol le daban un toque rustico y hogareño.

Me invitó a sentarme en el sofá y me dio una manta. Esto era demasiado de lo que Ross se atrevería a hacer. De todo lo que pude imaginar que podría hacer Ross, esto no estaba en la lista.

—Y entonces, ¿me explicarás que hacías en esa casa abandonada en medio de la lluvia? —Me preguntó mientras tomaba asiento y cruzaba sus brazos.

—Ya te lo dije, no lo sé, buscaba a alguien, creo... —Le contesté, confundido.

—¿Crees?

—Es difícil de explicar. —Termine diciéndole.

—No te preocupes, ni siquiera me interesa. —Contestó él, y eso fue tan Ross.

Guardamos silencio un momento mientras lo único que se escuchaba eran las grandes gotas de lluvia caer y escurrir por el techo. Pero decidí romper el silencio:

—¿porqué haces esto por mí? Digo, hace unas semanas me hubieras dejado abandonado en la lluvia y te hubieras burlado de la situación. Pero ahora fue como si...me protegieras.

—Bueno Félix, no debes estar afuera solo, o por lo menos no aquí...Además, era lo único que podía hacer después de todo.

Le sonreí en forma de agradecimiento.

Me levanté de mi asiento y empecé a ver la foto que tenia Ross en el mueble de enfrente. Una foto de tres personas: Un pequeño y diablillo Ross, una hermosa madre y un feliz padre.

—¿Es tu familia? —Le pregunté.

—Si, tenia solo cinco años ahí, estábamos de viaje en la antigua ciudad de mi padre: Nueva York, tan solo unos meses antes de que mi madre falleciera. —Me respondió.

—Vaya, lo lamento, se ven tan felices.

—Si bueno, el único recuerdo que tengo antes de que todo se fuera a la mierda... —Hizo un pequeño silencio mientras miraba la fotografía. —Iré por algo de tomar a la cocina, ¿quieres un refresco? —Preguntó mientras daba un pequeño golpe en mi brazo derecho. Negué la propuesta con mi cabeza.

Mientras Ross estaba en la cocina empecé a pensar en todo lo que estaba pasando en estos momentos. Y de pronto terminé mencionando el nombre de Robin en medio de la sala A LA VISTA DE ROSS.

Rápidamente Robin apareció frente a mí y me alteré.

—¡Robin debes desaparecer ahora! —Le grité entre susurros.

—Me rehúso a hacerlo a hacerlo, tenemos cosas muy importantes de las que hablar. —Me contestó muy indignado. Uy sí.

 —Ah si, ¿cómo qué? —Me crucé de brazos y yo también me indigné.

—Si, como el hecho de que quieres deshacerte de mi y deshacerte de la muerte y deshacerte de todo, que corajito me dio tener quehacer todo un show psicópata para hacerte reflexionar, ¡y ni siquiera sé si lo logre! ¿estas loquito o algo? Pudiste haberme llamado antes de tomar cualquier decisión y yo con gusto respondía tus dudas, pero no, nadie quiere de psicólogo al fantasma de Robin Sallow. —Y empezó a hacer drama.

—Bueno simplemente me dieron ganas de escapar de todo esto. —Le respondí. —Y tenia miedo de cualquier respuesta tuya. No es mi culpa que le tenga miedo a la muerte, pero claro, tu eres un fantasma, ¡tú no le tienes miedo a la muerte!

Dije un millón de cosas más, pero Robin parecía estar poniendo más atención a otra cosa que a mí. Su mirada se perdió en algo más.

—¡Robin! —Chaqueo un dedo junto a él. —¡Robin! —Chasqueo una vez más. Así fue por varios segundos más, hasta el momento en el que chasqueo frente a su rostro. —¡ROBIN! —Y volvió a reaccionar, pero su vista seguía perdida.—Robin ¿qué estás viendo?

—A él, es él. —Dijo Robin, y de pronto un tipo de estática rara sacudió el cuerpo de Robin, una falla en él.

Miré hacia atrás de mi y vi que Robin miraba con horror la fotografía de la familia de Ross.

—¿A quien te refieres? —Le pregunté asustado.

—A él. —Falla. —Félix, es él. —Falla de nuevo.

—¿Quién es él? Y ¿qué te pasa en el cuerpo? —Pregunté, ahora aterrado.

—Félix, él, EL. —Puso su dedo de fantasma sobre el rostro del padre de Ross y una falla de nuevo lo sacudió. —Él es Tony, mi mejor amigo. —Falla de nuevo ante la revelación. Me quedé petrificado ante eso. —Mi amigo... mi asesino.

—¿QUÉ? —Grité en voz alta.

Robin me miró y empezó poco a poco a desaparecer gracias a aquellas fallas que lo sacudían.

—Robin, ¿qué esta sucediendo? —Pregunté espantado y preocupado.

—Creo... —Falla. —Creo que le tengo miedo a la muerte.

No lo entendí en ese momento.

—¿Robin que está pasando?

—Félix, tengo algo que contarte...

Robin no pudo decir nada más, pues simplemente desapareció de la manera más inquietante posible.

Me quedé petrificado ante todo lo que acababa de pasar. Y en ese momento Ross entró de nuevo.

—Félix, ¿qué fueron todos esos gritos?

—Yo-Yo-lo siento Ross, tengo que irme, recibí una llamada muy importante, lo lamento.

—Pero ya traje los refrescos, y la lluvia está horrible en estos momentos amigo. —Intentó hacer que me quedara.

—Ross, lo lamento, debo irme, gracias por todo, no te preocupes, tomaré un taxi.

Ross aceptó, y a mi me urgía volver a ver a Robin. Abrí la puerta y frente a mi estaba el padre de Ross. El miedo me invadió y salí corriendo hacia la calle. Inmediatamente la lluvia me empapó, pero eso no me importaba en estos momentos. Ahora solo me importaba Robin.


Holaaaa, se que había dicho que habría actualización hasta el sábado, pero resulta que este capitulo inicialmente formaba parte del capitulo anterior, y por el motivo de que mis capítulos no suelen ser largos pues lo dividí en dos. Espero lo disfruten, este capitulo es un antes y un después en toda la historia, y a partir de ahora cada detalle cuenta...

Mi gato Lucas y yo les agradecemos mucho por su apoyo hasta ahora, los queremos mucho, gracias por tanto, babai!

Hasta Que La Muerte Nos Una [Mensajeros De La Muerte I] (LGBT+)Where stories live. Discover now