Hasta Que La Muerte Nos Una [Mensajeros De La Muerte I] (LGBT+)

Capitulo Diez

Me levanté del sillón y me dirigí hacia mi recamara, asustado, nervioso, ¿qué se supone que le tengo que decir? Eso es nuevo para mí, no debí enamorarme de Luca, a Angie y a mí no nos puede gustar la misma persona, pone en riesgo todo.

Mis pasos no tenían dirección, miraba con miedo el celular, luego miraba el techo, luego el suelo, luego me di cuenta de que estaba caminando en círculos por el pasillo del segundo piso, así que me detuve.

En el momento que me detuve, mis pies se pararon justo frente a la habitación de Farah. Estaba encerrada en su cuarto, creo que había estado haciendo videollamada con Ben. De pronto se empezaron a escuchar gritos provenientes de Farah, me asusté, parecían gritos de enojo, era furia, Ben y Farah estaban discutiendo, no pude evitar escuchar su pelea.

—¡¿Cómo pudiste hacer eso?! —Preguntaba Farah con grito abierto mientras se notaba que la voz se le cortaba, tal vez estaba llorando, bastante.

—No fue mi culpa, no es mi culpa. —Decía Ben a través de la laptop y el altavoz.

—¿Cómo puedes decir que no fue tu culpa?

—No lo fue, sabías perfectamente que es imposible que una relación a distancia funcionara.

—Eres un maldito imbécil, pensé que éramos uno solo, ahora veo que solo era yo ¡mientras tu estabas con esa perra a mis espaldas!

—¡Ya te lo dije! Necesitaba distraerme, no me eras suficiente si tu estabas en otra ciudad.

Se escuchó un largo silencio, luego Farah volvió a hablar.—¿No fui suficiente? ¡¿NO FUI SUFICIENTE PARA TI?!

—Sabes perfectamente mi respuesta.

—No puedo creer lo increíblemente estúpido que eres. ¡Lo di todo por ti! ¡Estaba decidida a seguir contigo, estaba dispuesta a todo! ¿Porqué me prometiste la luna si ni siquiera pudiste convertirte en el sol? Eres una mierda de persona, no puedo creer que estaba tan cegada para no darme cuenta de que en esta relación yo era la que sobraba.

—¿Puedes dejar de ser tan dramática?

—Oh no, no me pidas eso. — Se pudo escuchar como Farah tomó algo de uno de los muebles. — Te odio Ben, con toda mi alma, púdrete en el maldito infierno que tu mismo crearas. — Un fuerte sonido se escuchó, Farah destruyó algo con otro objeto. La discusión paró.

Escuché como un cuerpo cayó al suelo, Farah estaba dolida, aun así, supe respetar su privacidad y no meterme en sus asuntos, por lo que me bajé inmediatamente.

A los minutos escuché pasos apresurados bajando por las escaleras, yo estaba con mi madre, los dos pudimos ver la cara de Farah al bajar.

—Ben...Me engañó.

Llegó hacia donde estaba mamá, sin decir nada, con los ojos llorosos y la cara empapada, al llegar no soportó y dejó caer su rostro sobre el hombro de mi madre. Se convirtió en un mar de lágrimas, uno con olas fuertes y bravas que hacían que no se estuviera quieto. Mamá solo la abrazaba mientras le susurraba —Ya mi niña, tranquila. — Yo solo estaba parado sin saber que hacer, jamás había visto tan mal a Farah, ni siquiera cuando mi padre abandonó la casa, o cuando a su mascota la envenenaron, o cuando sus amigas la traicionaron. Esto no se comparaba a nada.