Hasta Que La Muerte Nos Una [Mensajeros De La Muerte I] (LGBT+)

Capitulo Cuarenta Y Cinco

Hay tantas cosas pasando por mi cabeza que ni siquiera he logrado sentarme para simplemente pensar: «Estos son mis últimos días.»

Paseo por la cocina con el celular en la mano, nervioso, no se si contarle algo a Luca o simplemente hacer que nada de lo sucedido con Aaron ha ocurrido. Tal vez no sea una buena idea, no tengo nada claro sobre lo que pasó, contarle seria solo alborotar cada parte de la situación. He decidido callarlo, al fin y al cabo, no es mentir, solo es ocultar información. Pero comprendo algo, ahora somos pareja, y es inevitable preocuparme por la salud mental de Luca, por todo lo que está pasando, resolveré todo esto por él.

Me recuesto en el sofá, el reloj dice «Tick-tack» y siento como el mundo se paraliza al volver a pensar que estoy viviendo mis últimos días. El miércoles alguien llorará por mí, porque ya no me encontraré aquí. Y es extraño pensar como pasé una infancia jugando a ser policía, bombero, a ser algo más que un adolescente. Le fallé a esa personita que corría por la casa en pijamas mientras aun conservaba su sonrisa. Le fallé.

Es domingo, y hay algo en mi que me dice que hay mucho por decirme a mí mismo. Pero de pronto el mundo parece volver a funcionar cuando me pongo de pie y salgo a la calle, a punto de hacer algo que jamás pensé que haría.

Nadie me sigue, salgo solo. Y caminando termino llegando al lugar que me cambió. Mis piernas pararon de caminar cuando mis ojos se detuvieron ante la iglesia cristiana. El lugar de tantas lecciones, justas o injustas, de tantos lamentos, en su mayoría injustos, el lugar de los mil traumas, de los sueños arrebatados, el escudo de tantos.

Esta vez no estaba ahí para sacar todo mi odio, al contrario, estaba ahí por una razón, agradecer:

«Hola Dios, soy yo, no se si me escuches, tal vez no, no lo hiciste una vez, pero eso no importa ahora. Estoy aquí, a punto de morir, no sea donde iré, pero todo lo que he luchado hasta el momento no ha sido en vano. No te reclamaré, ni jugaré con el cielo o con el infierno. Te daré las gracias. Así tal cual. Gracias por toda esa gente que me mandaste para intentar "Cambiarme", se que esa no era tu intención, tu intención fue hacerme crecer a través del sufrimiento que ellos me provocaron. Se que siempre me amaste, me lo dijeron de pequeño, aunque luego mi perspectiva cambiara. No sería nada sin el odio recibido. No seria nada. Gracias por la vida que me permitiste vivir. Gracias por amarme aun siendo gay. No si existes, no se si estas ahí, pero tampoco eres como te pintan. No te tengo miedo. Te tengo agradecimiento. Creo que así funciona la vida: Solo agradece y se amable. Soy amable después de todo. Soy agradecido después de todo. Gracias por Luca, por Farah, por Angie, por Cindy, por toda la gente que me acompañó, por mis luchas, por mis debilidades, por mis fortalezas, por mis traiciones, por mi crecimiento, por mi vida. Ah, y por favor, haz feliz a mi hermana y a mi madre, te lo agradeceré demasiado. »

¿Porqué hice eso? Porque, aunque no creo en él, acabo de agradecer por los cambios, las luchas y la vida, y agradecer por esas cosas que parecen solo pensamientos pasajeros es la mejor manera de vivir.