Capitulo Quince | Ross

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(Narrado por Ross)

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(Narrado por Ross)

Si, fui expulsado de la preparatoria. Si, tengo miedo de lo que me digan en casa. Si, no me importa en lo absoluto.

2:31 p.m. llegué a casa. Una casa alejada de la ciudad, alejada de todo. Nos mudamos ahí cuando mi madre murió. Esa era su casa. Ahora fue invadida por mi padre y por mí. No sé si estar bien con eso.

Llego, esperando a que no haya nadie dentro, así tendré tiempo de escaparme de ahí antes de que mi padre me asesine. Según su horario de trabajo el no debería estar ahí.

Mierda, el abre la puerta y me doy cuenta de que no está en su trabajo. Yo tampoco estoy en el mío.

Al ver su cara es obvio que está encabronadísimo. Me mete dentro de casa de un jalón y me grita:
—¿Qué mierda te sucede?

—Lo-lo siento... —Me disculpo nervioso.

—No deberías estar aquí. Nos meterás en problemas a todos. Ese maldito chico esta con una nariz destruida, y su ojo...No hablemos de su maldito ojo. En cualquier momento sus padres estarán parados frente a esa puta puerta y nos apuntarán a los dos con un arma.

—No seas tan histérico papá. Además, tú tampoco deberías estar aquí.

—Eso no es un tema que debería interesarte a ti. —Dijo torciendo sus ojos. Caí a la cuenta de la razón de que él estuviera en casa. Una historia que se vuelve a repetir.

—¿Así que si te echaron? ¿Ahora que hiciste papá?

—Te dije que eso no te debe importar a ti. — Él me toma de un brazo y me lanza contra la pared. De la pared cae el calendario en el mes de septiembre. Por alguna extraña razón mi padre guarda calendarios de todos los años en su pared. Este tiene algo en particular, el día 23 de septiembre está encerrado en un círculo. Eso me llama la atención, pero el me desvía la mirada agarrándome de la mandíbula y haciendo que lo mire a él. —Lárgate a tu maldito cuarto y no salgas de ahí por todo el día.

Sigo sus instrucciones, lo último que quiero es que me llegue a lastimar. Aunque la verdad eso no me ha estado importando tanto.

Me tumbo en mi cama y observo el techo de mi cuarto. Es oscuro, me gusta. Mi ropa está esparcida por toda la habitación. Los cigarrillos están sobre la mesa. Mi cama es dura, no me siento incomodo. Veo mi mochila tumbada, que alegría que me da el saber que jamás volveré a pisar esa estúpida escuela. Me vienen recuerdos sobre Evan, me pregunto cómo estará después de que le destruyera el rostro. Me miro mis manos, ellas hicieron eso. Siento un poco de culpa. Siento miedo. ¿Por qué mierda me empieza a aterrar el hecho de hacer algo malo?

Mi celular vibra, es un mensaje de Aaron: ¿Estás bien?

Yo: Me pude librar de mi padre, solo que ahora no podré salir de mi habitación en todo el puto día.

Aaron: Escápate.

Yo: Ganas no me faltan. Pero ahora estoy en el ojo de todos. Soy enemigo de todos. Salir de casa solo provocará más polémica. Estúpida gente de mierda.

Aaron: ¿Y qué? ¿Tienes miedo de que el joto de la escuela te rete de nuevo?

Yo: Es un imbécil, cree que puede hacerme frente con esas estúpidas palabras.

Aaron: Pues por lo visto te pusiste bastante nervioso con lo que te dijo. ¿Qué te sucede? Pareciera como su tan solo unas palabras te hicieran ver débil.

Yo: No digas estupideces.

Aaron: La gente parece que está conociendo tu punto débil.

Yo: No tengo un punto débil por la simple razón de que jamás seré débil.

Aaron: Si lo tienes, se llama Raúl Wright, y es tu padre.

Yo: Es una estupidez. Deja de hablar de eso o en cuanto te vea te daré una patada en los huevos que te dejará estéril.

Aaron: ¿Lo ves? Ahí está la prueba. Deshazte de tu punto débil. No seas un maricón. No dejes que las palabras del imbécil de Félix te duelan.

Yo: Sus palabras no me duelen.

Aaron: Pues parece que sí.

Cansado de que todos me dijeran que hacer, cerré la aplicación y silencié mi teléfono por toda la tarde. Dejé el celular sobre la cama y me levanté. Tomé una cajetilla de cerillos y empecé a fumar. Mi padre me enseñó a hacerlo. A veces pienso que es un padre de mierda.

A veces dudo de mi punto débil, he vivido fingiendo ser fuerte, pero, tal vez lo tengo. Mi padre, él es mi punto débil. Pero a la mierda el, a la mierda la escuela, a la mierda todo el mundo, a la mierda Félix. Tengo tantas ganas de destruirlo. Félix ahora será mi punto fijo en el mapa de las desgracias que cometo. Tal vez no lo asesinaré, pero si convertiré su punto débil en su peor pesadilla. Enfrentaré cada maldita palabra que me dijo. Conoceré su punto débil, y luego lo destruiré. Ese maricón no sabe lo que le espera. Este sentimiento de venganza es nuevo. Siento más ganas de vengarme de Félix que de Evan, ¿por qué? Es fácil, por el hecho de que Evan ya recibió su merecido. Félix también lo recibirá.

Hasta Que La Muerte Nos Una [Mensajeros De La Muerte I] (LGBT+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora