Hasta Que La Muerte Nos Una [Mensajeros De La Muerte I] (LGBT+)

Capitulo Diecisiete

Sábado 13 de agosto. Una semana más está terminando.

La mañana de este día se siente fresca. Las aves en mi ventana picotean suavemente el vidrio, anunciando que un nuevo día ha empezado.

Esta mañana no hubo mucho sol. El cielo tenía un toque gris. Hoy sería una típica tarde lluviosa de agosto.

—Haz estado tan extraño estos días. —Me dice mi madre, viendo como solo juego con el desayuno. Pensando que pronto no podré volver a tener una mañana nublada, pensando que no volveré a sentarme a la mesa, pensando, que no volveré a escuchar a mi madre.

—¿Por qué lo dices?

—Te siento tan alejado, como si lo que viviera en casa ahora solo fuera tu fantasma rondando por ahí. —Guardo silencio después de escuchar eso. Mi madre siempre se preocupa por mí. Después de lo de mi padre, mi estado emocional empeoró, ella se dio cuenta y sufrió por mí. Ahora vive preocupada por mi mente.

—Mamá—Le digo mientras la tomo de la mano. —Todo va a estar bien.

No mamá, nada estará bien. Tengo menos de un mes, no estaré aquí para ver a Farah graduarse, ni para ver a mi madre volver a casarse, ni para cuando mi hermano regrese. No estaré aquí, seré tan solo un fantasma.

Termino mi cereal y me levanto de la mesa. Parece que me levanto bastante rápido porque el suelo me sacude fuertemente y mi vista se pierde. Solo fue un mareo.

Me siento en el sillón, y al momento de hacerlo mi celular vibra. Era Luca, y un mensaje que simplemente decía: Mi casa, hoy, 4:00 p.m. Trae una bicicleta.

¿Qué mierda es lo que intenta hacer Luca hoy?

Me preparo para el día, un día que pintaba ser oscuro y frio, pero con solo un mensaje y el hecho de que Luca quiere verme, se convierte en uno soleado.

Durante el día me dispongo a hacer trabajos pendientes. Todo se va al carajo cuando mi cuerpo se empieza a sentir tan cansado que simplemente me quedo dormido sobre el escritorio de mi habitación. Jamás había sentido ese tipo de fatiga, pero tampoco puedo controlarla.

Al despertar veo que pasé toda la maldita mañana dormido. En las noches un maldito puto insomnio, y ahora de la nada me quedo dormido 4horas. Mi cuerpo es todo un maldito misterio.

Son las 3:31 p.m. ¿En qué puto momento pasé tanto tiempo dormido? Me levanto de golpe de la silla junto a mi escritorio, de nuevo un mareo fuerte me sacude y caigo derecho sobre mi cama. Estoy tan cansado que desearía haberme quedado sobre mi cama en aquel momento. La voz de mi mamá me llama a comer, así que no puedo seguir durmiendo más. Ya fue suficiente, tremendo flojo que me sentí.

Me siento a la mesa, solo faltaba yo. Hasta mi maldito gato estaba activo jugando con su bola de estambre. Hasta mi gato es menos flojo que yo.

—Por fin despiertas. —Me dice Farah.