Capítulo 40

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Verde y más verde es lo único que logro distinguir al ver el reflejo del árbol en el vidrio. Trato de ponerle atención a lo que tengo delante pero es como si no pudiera mandar a mi mente. Es como si no pusiera atención a lo que siempre me ha gustado detallar. Me concentro y lo único que logro ver es mi reflejo en el cristal que cubre lo que veo.

Acerco la copa a mis labios solo para saborear el vino, se siente entre lo ácido y dulce, y refrescante pero aun así sigue sin gustarme del todo. Pero es muy bueno, es algo que no niego. Rojo es lo que capto, y un rojo carmesí es un color tan llamativo y sensual que ese color es lo que veo.

Pero no es un rojo normal, es un rojo intenso que te hace replantearte toda la vida. Es ese rojo que se mira en los atardeceres, en las fresas, en la sangre, que representa la ira y la lujuria. Ladeo un poco mi cabeza para ver la forma de un cuerpo, curvas suaves y bien definidas. Tan solo una sábana rojo carmesí cubre su cuerpo.

Me estremezco un poco ante la corriente de aire que da directo a mi espalda desnuda. Sería tan fácil romper las reglas, tan solo unos pasos para tocarla y ver si es real o no. Apuro el vino para quitar la sensación que crece en mi corazón al verle. Es como si mi cuerpo vibrara de energía contenida después de aquella noche.

― ¿Todo bien amor?

― Si ―creo que es la vez que más rápido he contestado ante alguna pregunta sin reparar bien en ella.

Le sonrió a Casey tomando su mano para besarle la mejilla. Entrelazamos nuestros brazos y caminamos hacia el salón donde la fiesta se desarrollara. Alejándome de la pintura que me llama a gritos por querer tocarla y saber que es solo una pintura y nada más.

Llegamos a donde están los chicos y chicas cerca de la barra donde el bartender se encarga de hacer los tragos. Dejo mi copa encima de una charola que lleva el mesero. Tomo otra copa de vino porque aunque es desagradable, adormece los nervios de esta fiesta.

Ayer recibí la invitación sobre la fiesta del cumpleaños de Taylor cosa que me extraño demasiado. Era una invitación tan simple pero elegante, sabía que su padre haría una gran fiesta en honor a su única hija. Pero nunca espere todo lo que se organizó, era mucho mejor que la fiesta de la elite.

Se eligió el mejor salón del primer hotel, en tan solo una semana se organizó todo y no quiero imaginar el pastal de dinero que se fue ante tan poca antelación. Pero para el señor McLean es algo que no le importa, pocas personas tienen la oportunidad de celebrar fiestas en los hoteles de él.

Blanco y dorado es lo que resalta en este lugar. Las sillas eran de un color dorado mientras los manteles que cubrían las mesas eran de un color pastel y blanco. Las flores puestas en todo el lugar eran rosas blancas, las favoritas de Tay. Cada mesa estaba distribuida en una parte del gran salón que daba vista hacia los jardines.

La pista de baile resaltaba con una piso tan blanco que incluso daba un poco de miedo pararse en él. Cada mesero iba por completo con un esmoquin blanco y camisa negra. Todo estaba tan bien distribuido que no había un color que resaltara más que el otro.

Los ventanales que iban del techo al suelo dando vista a una parte del jardín eran majestuosos, eran tan pulcros y extremadamente transparente que si ponías toda tu atención podías ver que era un cristal lo que evitaba que los fuertes vientos de fuera hicieran desastre dentro del lugar.

Había tela blanca colgada del cielo como pequeñas cascadas haciendo muchos imponente el lugar y más grande que iban directo hacia las columnas dándole un estilo Victorino con tul que se miraba como si flotara. Rosas blancas eran los que decoraban donde se unía a la columna. Eran como enredaderas de flores y más flores.

A Sky Full Of Stars | +18 | L1Where stories live. Discover now