86. Tirando de un amante.

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Un trozo de las suaves cubiertas de algodón se hundió, una arruga en un círculo de profundidad irregular, irradiando como una flor que se abre. Zhuang Fanxin cayó en el corazón de la flor, con la mente aturdida. Gu Zhuoyan lo presionó y le preguntó -¿Tengo razón?-

Lo negó con vehemencia. -¡No... no fue así!-

-Entonces, ¿cómo fue?- Gu Zhuoyan se inclinó hacia abajo, con las manos apoyadas a ambos lados del cuello de Zhuang Fanxin. -Si no me mentiste, ¿eso significa que esa llamada telefónica fue real?-

-¡No!- Zhuang Fanxin repitió.

Pero Gu Zhuoyan ya no estaba escuchando. -Pero tú hiciste esa llamada. ¿Por qué lo niegas ahora?

Zhuang Fanxin siguió sacudiendo la cabeza. -No, no lo hice...-

Gu Zhuoyan agarró sus dos hombros giratorios. -¿No hizo qué?-

Zhuang Fanxin no pudo responder. Abrió la boca, sus ojos recorriendo rápidamente, evitándolo.

Gu Zhuoyan observó esa cara de pánico. -¿No le gustaba nadie más, o no me mintió?-

Empujó y empujó; cuando hizo esta pregunta, sus ojos estaban muy abiertos, sus sienes palpitaban, como si tuviera la intención de aplastar a Zhuang Fanxin en pedazos, quemarlo.

No dejó de preguntar. -Después de tantos años, me dices que no podías dejarme ir, que te gusto, entonces, ¿cómo podrías haber pasado a gustarte alguien más en ese entonces? Sabes que dudo de ti, ¿por qué te sientes tan culpable? ¿A quién debo preguntar? ¡¿Qué diablos tengo que hacer para que lo admitas?!-

Lo último salió como un rugido, con su voz áspera y ronca. La complexión hermosa y reservada de Gu Zhuoyan se volvió feroz y dominante, sus emociones alcanzaron su punto máximo, girando en espiral en ese único estallido. Después de esto, una sola lágrima colgó de sus párpados carmesí.

Zhuang Fanxin quedó atónito por la vista. Goteo la lágrima cayó sobre su rostro, escaldándolo con un jadeo de sorpresa, su corazón en un nudo apretado. De repente entendió. Gu Zhuoyan no estaba resentido con él, ni lo estaba interrogando a la fuerza.

Las repetidas preguntas no eran un juicio sobre él, sino una súplica de absolución.

Desde el momento en que Zhuang Fanxin confesó sus sentimientos después de que se volvieron a encontrar, hasta la llamada telefónica de Lu Wen, Gu Zhuoyan ya tenía una corazonada; sospechó que Zhuang Fanxin en realidad no pasó a nadie más. Ya sea cierto o falso, se resistió a preguntar, dispuesto a darle a Zhuang Fanxin la oportunidad de aclararse por sí mismo.

Pero esta mañana, el texto aparentemente explicativo de Zhuang Fanxin, -siempre te amé, todo este tiempo-, provocó la insatisfacción que Gu Zhuoyan había acumulado durante la última década.

Cuando estaba acurrucado en el sofá dormitando levemente, cuando tenía su cena de reunión, cuando fumaba al atardecer, jugaba Monopoly, aceleraba por la carretera... En todo momento, pensaba, quería confirmar, quería escuchar a Zhuang Fanxin decir le dijo que no había amado a nadie más en ese entonces, que ese año, no había sido simplemente un tonto dejado de lado.

Gu Zhuoyan era como una bestia atrapada que había dado vueltas y vueltas en la misma jaula durante más de tres mil días y noches. Quería irse. Después de diez años solo con su amargo dolor, quería un bocado de dulzura.

-Zhuang-er-, dijo, atormentado pero obstinado, -no te preguntaré nada más. Esto es lo único que debo saber.

La lágrima se había enfriado. Zhuang Fanxin levantó las manos; usó manos igual de frías para sostener las mejillas de Gu Zhuoyan, sin importarle más las consecuencias, estremeciéndose mientras confesaba -Aparte de ti, nunca he amado a nadie más. Nunca te traicioné. Siempre te he querido, todo este tiempo.

Espero que hayas estado bien/ Hope you've Been Well (Bei Nan)Where stories live. Discover now