CÁPITULO 1

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Enero, 2022. Mónaco.

Siempre era difícil adaptarse a algo totalmente nuevo, había llorado todos los días el primer mes en Tailandia y había tenido muchas ganas de correr al aeropuerto, tomarme el primer vuelo y volver a casa tal cual me había dicho mi tío Joyce.

Fue difícil, tuve que pasar mi cumpleaños "sola", navidad y fin de año. Aunque para esa época, todos los que vivíamos en la aldea ya éramos como una gran familia así que sola no es precisamente la palabra adecuada pero me faltó la presencia de mi tío y de mi nonna. Me perdí sus cumpleaños, también el de mi tía y de mi prima, que por lo que se, hubieron grandes festejos, incluso viajes a Francia.

Me hubiera gustado también disfrutar de momentos familiares pero a veces estar en familia no quiere decir que realmente te sientas en familia.

En Tailandia, en Chiang Mai, habíamos vivido en equipo, viviendo aventuras diferentes todos los días, ayudándonos mutuamente y eso se había sentido como una verdadera familia. Habíamos recolectado alimentos para elefantes en bosques, habíamos preparados vitaminas para ellos y una de mis cosas favoritas: los bañábamos y ayudábamos a los bebés elefantes.

Había tenido esta increíble oportunidad gracias a una beca y quizás era un voluntariado dirigido más a estudiantes de veterinaria, claramente era la única en toda la aldea que estudiaba ingeniería mecánica. Pude haberme ido a otro lugar, más enfocado a lo que yo hacía, pero quería salir de la rutina y sin dudas esto era lo mejor para ello. Había estado sin celular, sin redes sociales, incluso, antes de salir de Mónaco las había desactivado y el celular, lo dejé guardado en mi cuarto.

Solo de vez en cuando utilizaba alguna computadora antigua con una conexión de internet un poco lenta para comunicarme con mi tío y mi mejor amiga Gina, quien me mandaba un testamento cuando había algún chisme importante y así fue como me enteré que mi tío Joyce había tenido la oportunidad de cambiar de trabajo (o eso se esperaba en las próximas semanas) todo gracias a los contactos de la familia de Gina directamente con Italia y una empresa sumamente importante de allá.

Y es que nadie dudaría en contratar a mi tío cuando ven su currículo y todas sus referencias personales, sin dudas era de mis ejemplos a seguir algún día.

Sentada en el avión y apunto de aterrizar en Mónaco luego de unas cuantas horas estresantes y nostálgicas de viaje, estaba leyendo el ultimo correo que me envió Gina y probablemente tenía razón cuando me dijo "si estás parada siéntate porque te vas a caer de culo en cuanto te diga esto" por suerte sí estaba sentada.

"Mi papá tiene contactos directos a Italia, ya sabes toda su influencia, bla bla. El punto es que, MAMMA MÍA, Joyce probablemente firme como ingeniero mecánico para Ferrari y ya sé que seguro estás pensando que es simplemente autos Ferrari, ES PARA NADA MAS Y NADA MENOS QUE AUTOS DE FÓRMULA UNO DE LA ESCUDERÍA DE FERRARI"

¿Eso era importante?

Mire a la ventanilla y ya se veía mi querido Mónaco más cerca. Pero no podía dejar de analizar la situación, si soy sincera no tenía idea del mundo de Fórmula 1, pero el hecho de que fuera con Ferrari y con autos Formula 1 sabía que era algo extremadamente increíble, tampoco estaba tan tonta como para no saber al menos lo básico: carreras a 300km/h en un circuito, en autos que parecían de juguete.

"Está claro que tienes que llevarme a esas carreras y presentarme unos cuantos pilotos Ivy Vittoria Laurent Leroy, es que vas a ser una vip ahí dentro y tendrás todo cerca incluidos hombres riquísimos" y cuando mi nombre iba completo, sabía que iba en serio. No podía evitar reírme al leer a Gina, qué haría yo sin esta tonta.

Si vuelvo a verte │Charles Leclerc│Where stories live. Discover now