CÁPITULO 31

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Ocho meses después.

Suelto un suspiro dejando una caja a un lado sobre el mostrador.

-Esto va para la oficina del director –dije con una sonrisa, agarrando una documentación que había dejado allí a un lado. Era un día más de trabajo pero era el último para mí. Pronto comenzaría mi licencia y ya no volvería en un tiempo.

Ya era principios de enero y sí, había pasado navidad y fin de año sola incluso mi cumpleaños, con un perrito que iba a visitarme de vez en cuando a mi apartamento. No me había molestado haber estado sola, Gina me había insistido en que fuera a Mónaco en las tres ocasiones aunque para mi cumpleaños ella fue la que vino, pero tenía que trabajar y además también me cansaba un poco andar viajando o de un lado a otro.

Mi panza ya estaba grande aunque no era demasiado grande como solía ver en mujeres embarazada, el doctor me dijo que sería un bebé pequeño pero que eso no era algo malo. Se había reído cuando le dije que no me dijera el sexo, quería que fuera una sorpresa para mí en el día del parto.

Me había recibido y probablemente había sido el día más feliz de mi vida. Gina vino de sorpresa y algunos compañeros y compañeras de trabajo fueron a la universidad a esperar por mi resultado. Me regalaron flores y fuimos a cenar esa noche a un restaurante muy hermoso, en mi trabajo también me felicitaron y ahora muchos de aquí me llamaban ingeniera Laurent, no sabía cómo sentirme al respecto, pero me llenaba de orgullo por mí misma.

-¿Ivy Laurent? –cuestionó alguien a mis espaldas, me doy la vuelta observando a un señor con ropa bastante formal. Una camisa blanca con un logo de mercedes y una corbata, un pantalón negro. La recepcionista del edificio donde yo trabajaba me había dicho que ya volvía y si podía quedarme allí mientras tanto.

-Sí, soy yo, ¿puedo ayudarlo en algo? –cuestiono con una sonrisa.

-Me sorprende verla por aquí, es decir, la conozco cuando paseaba por los boxes de Ferrari y bueno, todos hablaron de ti cuando solucionaste un problema en uno de los autos de la escudería, todos se sorprendieron.

Me quedo en silencio entreabriendo los labios sin saber qué decir exactamente, me sorprendía muchísimo que justo ahora esto sucediera, aunque era entendible.

-Oh, sí. Es cierto, en realidad yo no le di demasiada relevancia a ese suceso –dije soltando una risa algo nerviosa.

-¿Sigues estudiando?

-No, no, ya me recibí, hace poco tiempo de hecho.

Su cara mostró sorpresa y me tendió la mano, con una gran sonrisa.

-Permítame felicitarla doblemente por cierto –le sonreí de vuelta aceptando su mano.

-Muchísimas gracias, señor.

-No me presenté aún, soy Toto Wolff, el director de Mercedes en Fórmula 1 –tuve que hacer fuerza para que mi mandíbula no cayera, ahora tenía sentido del por qué se me había hecho conocido.

-Es un gusto conocerlo personalmente, estoy a sus órdenes.

-En realidad venía a hablar con el gerente, nosotros tenemos convenios con esta fábrica y de vez en cuando tenemos reuniones, pero ahora quisiera hablar contigo, si quieres claro.

-Por supuesto señor Wolff, pase por aquí –le hago una seña dándome la vuelta y empezando a caminar por un pasillo, hacia mi oficina. Sí, tenía una ahora.

Finalmente llegamos, dejo que pase allí y finalmente cierro la puerta, sentándome en mi silla.

-Verás Ivy, nosotros quisimos contactarte pero no pudimos, nunca más te vimos por el paddock ni por los boxes de Ferrari.

Si vuelvo a verte │Charles Leclerc│Where stories live. Discover now