CAPÍTULO 51: Estaba allí.

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p.o.v Ivy.

Deslicé mi mano por aquella foto en papel, acariciando con mi dedo índice y algo tembloroso por la sonrisa de Charles. Era nuestra primera foto juntos. Dejé que un sollozo escapara de mis labios, subiendo un momento la mirada al cielo, cerrando mis ojos y aplastando aquella foto en mi pecho. Lloraba en silencio, dolía en silencio.

-Hija, en dos horas sale el avión –dijo mi mamá detrás de mí. Asentí y finalmente se retiró de allí, dejándome sola una vez más.

Había despertado en una camilla de hospital, todos estaban desesperados por saber cómo estaba, todos se acercaron a mí a preguntarme, a abrazarme y solo pude asustarme y quedar en silencio. Ni siquiera podía llorar, las voces se sentían lejanas y todo lo que había pasado en el último tiempo se repetía en mi cabeza como si fuera una película.

Llamaron al doctor desesperados. Me hizo preguntas y la única respuesta fue el silencio, recomendó que me dejaran sola y finalmente pidió para hablar con mis papás.

Me quedé observando el techo mientras sentía una venda en mi abdomen. La forma en que se había sentido el cuchillo atravesar mi piel. Recordaba la sangre en mis manos, como sentía que me iba poco a poco y para mí, ahí mismo había muerto.

Pero al final no lo había hecho, estaba viva pero era como una muerte en vida. No sentía o quizás sí, pero estaba inerte. Quería gritar, quería llorar, pero nada funcionaba. Mi cuerpo no reaccionaba. Era un modo automático que dolía, dolía en el pecho. No era yo.

Tenía tres películas en mi mente que se paseaban continuamente. El accidente de Charles, cuando nos atacaron junto a mi hija y me la habían quitado de mis brazos y finalmente los ojos de Giada antes de apuñalarme. Quizás eran las que más se paseaban porque nunca había sentido tanto miedo en mi vida.

Fui a mi casa, a la de mi papá, podía mantener a mi hija en brazos, de hecho cada vez que ella lloraba yo me ponía en alerta. Necesitaba tenerla cerca, pero mis ojos y mi consciente no me permitían concentrarme en la realidad actual. Yo estaba en mi mente, repasando cada una de esas películas que se habían enterrado ahí y no me dejaban avanzar. 

Veía a Gina todos los días conmigo, contándome sobre su embarazo, decirme que estaba en preparativos para la revelación de sexo, obtenía silencio de mi parte. Todos lo obtenían, era lo único que transmitía. Gina me aseguraba que disfrutaríamos de esa fiesta, que todo estaría bien. Ella fue la primera en decirme que todas las personas que me habían hecho daño ya estaban lejos, que nadie lo haría otra vez. Pero el daño ya estaba hecho y ni siquiera tenía la certeza de si algún día sería yo otra vez.

Charles.

Cada vez que venía a verme a mí o a nuestra hija, no podía verlo y realmente lo intentaba, pero no podía, por milésimas mi mirada se encontraba con la suya pero luego yo solo podía perderme otra vez. Él me contaba de sus días, de lo que había hecho, de lo que estaba sucediendo allá afuera y era mi parte favorita del día.

No pude decirle que me encantaban los tulipanes, no pude decirle que el tacto de aquellas flores bajo mis dedos se sintió real. Me ponía más triste de lo normal cuando el tardaba en venir, por alguna razón siempre lo esperaba a pesar de que yo no hacía nada y no podía conversar con él, pero Charles tenía el poder de que a pesar de todo, yo pudiera sentirme un poco más cercana a lo que pasaba en el momento cuando él estaba conmigo. 

Con el pasar de los días aquello comenzó a dolerme, comenzó a dolerme que él solo fuera un intento y yo no podía avanzar, de que él lo intentara y yo solo podía estar en silencio, estaba estancada en un grito interno que dolía.
¿Y si yo no tenía solución? No podía condenar a Charles a vivir al lado de alguien no podía darle una vida normal de pareja, ni siquiera ser una madre normal.

Si vuelvo a verte │Charles Leclerc│Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα