CÁPITULO 30

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Me la había pasado varias horas dando vueltas en aquella camilla de hospital sin poder conciliar el sueño hasta que logré hacerlo, pero al parecer pocos minutos después, nuevamente me despertaba por un dolor en mi brazo justo donde estaba la aguja, suponía que la había estado apretando sin querer.

-Auch –susurro removiéndome, mirando hacia mi brazo que tenía un pequeño moretón. Me remuevo en la camilla chocando con algo suave que parecía cabello.

Me doy la vuelta rápidamente algo asustada, quedándome quieta en mi lugar, abriendo mis ojos más de la normal al ver aquella escena.

Era Charles.

Tenía sus brazos apoyados sobre la orilla de la camilla y su rostro escondido en los mismos, soltaba suaves suspiros. Estaba dormido.

No sabía si despertarlo o dejarlo ahí, aunque no quería que estuviera incomodo pudiendo estar en su cama, sabía que debía levantarse para empezar días de entrenamiento y la carrera del domingo.

Me volteo de lado quedando frente a él, estirando mi mano algo dudosa, pasándola de forma lenta sobre su cabello. Estaba algo largo y muy suave, justo como lo recordaba. El reloj de su muñeca marcaba exactamente las 3:58 de la madrugada. No tenía idea desde qué hora estaría aquí, pero suponía que desde hacía un buen rato.

Veo que se remueve en su lugar, levantando su cabeza por lo cual aparto mi mano rápidamente. Se veía cansado y somnoliento.

-¿Estás bien? Pensé que seguías durmiendo –dijo algo ronco, incorporándose en la silla.

-Estoy bien –murmuro asintiendo y volteando hacia el techo, clavando la mirada allí- Gracias por preocuparte.

-Me enteré de lo que pasó con Joyce y cuando llegué aquí también supe que habías tenido un problema con lo de haber donado sangre.

-¿Sabes cómo está mi tío? –cuestiono volteando a verlo, aun me provocaba las mismas sensaciones de siempre.

-Estuve conversando con él, está bien. Muy preocupado por ti, está a dos habitaciones de la tuya, quizás mañana puedas ir a verlo –dijo mientras tomaba su celular guardándolo en su bolsillo.

Asentí quedándome en silencio. ¿Debía de ser sincera con él ahora y decirle que tendríamos un hijo? Quizás era el momento de contarle y que ya se enterara de todo.

-Charles –digo tomando su mano antes de que se fuera, el contacto con su piel me hizo vibrar y el solo bajó la mirada a ellas.- Yo quiero hablar contigo.

-No, está bien. No quiero hablar. Siempre me preocuparé por ti pero eso no significa que vaya a perdonar o volver a ser como antes –dijo apartando su mano de la mía.- Cualquier cosa llámame, lo que necesites. Duérmete, descansa. –se dió la vuelta y simplemente se marchó. Dejándome allí con mil sentimientos encontrados pero el que más dolía y se sentía era el de rechazo.

Me sentía rechazada, me sentía tan poco comprendida, me sentía completamente sola. Sí, lo entendía bien, entendía que había sido una mierda lo que le oculté y entendía que debí haberlo hablado de primera con él, ¿pero era necesaria esta tortura?

Tenía miedo de que al final esa actitud significara que ya no me quería o que ya me había olvidado, que estaba intentando hablar con alguien al cual no le interesaba. Mierda, cómo dolía. 

Mi mamá estuvo mucho tiempo conmigo mintiéndome también, entendía a Charles, yo también me sentía traicionada. Mi mamá tuvo sus razones, yo también las tuve, ¿por qué nadie podía entender mi parte también?

Me siento en la cama de forma lenta, acariciando mi vientre un momento, poniéndome de pie finalmente. Aún tenía mi ropa, porque después de todo solo estaba en observación, en la mañana ya estaría de alta.

Si vuelvo a verte │Charles Leclerc│Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt