CÁPITULO 34

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Habíamos decidido que era mejor dejarlo todo en silencio. Mi papá aún no se sentía listo para largar todo, para decir la verdad en su familia y la verdad es que yo tampoco me sentía lista para eso.

Mi papá había estado viajando a Maranello, porque al final faltaba poco para el inicio de una nueva temporada. Las nuevas prácticas comenzaban, los arreglos a los coches, reuniones, últimos detalles para la primera carrera que nuevamente era en Bahrain.

Había pensado que quizás era el momento de decirle a Charles, me sentía lista para eso y tampoco quería que se perdiera tiempo de su hija, porque al final del día eso era lo que era.

Claramente el miedo que sentía era demasiado, todo me daba miedo, decirle, su reacción, quizás perderlo definitivamente por haberle ocultado esto o que me termine odiando porque tal vez ya lo perdí hace tiempo. Pero ahora pensaba en Maisy y que ella también tenía todo el derecho de crecer con su papá.

Era finales de febrero, Maisy había cumplido ya su primer mes, mi cuerpo había vuelto a la normalidad y las rutinas con mi hija se habían vuelto un poco más amenas, iba conociéndola y también sabiendo cómo tratarla, qué hacer para calmarla aunque a veces eso era bastante complicado.

Pensaba en la propuesta de Mercedes, la fábrica en Italia me había ofrecido empezar a trabajar por la computadora, así podía hacerlo desde Mónaco y la verdad me gustaba la idea. Era una forma de pasar tiempo con mi hija y además empezar a trabajar, pero aún faltaba para eso.

Sabía lo demandante que podía ser trabajar en Mercedes y ahora mismo no estaba lista para viajar cada fin de semana con mi hija, prefería estar más tranquila con ella.

Habíamos salido con Gina hasta el shopping, queríamos comprar algunas cosas, ella tendría una fiesta y yo quería ver algo de ropa para Maisy.

-Espera, entraré allí a consultar algo –dice Gina señalando una tienda de carteras. Finalmente comienza a caminar hacia allí mientras me quedo de pie tomando el batido que había comprado.

-Qué sorpresa –me dijo una voz que hace mucho tiempo no escuchaba. Me volteo, observando a Magdalena de pie, con una sonrisa- Tanto tiempo prima, ya estás de regreso por aquí.

-¿Qué tal, Magdalena? –digo alzando mis cejas.

-¿Ya tuviste al bebé?

Me quedo completamente helada al escucharla, entreabriendo mis labios, acercándome a ella.

-¿Qué estás diciendo? –murmuro con los dientes apretados.

-Eres tan tonta que pensaste que nadie se enteraría de eso –soltó una risa negando.- Le pusiste los cuernos a Charles, te quedaste embarazada y te fuiste a otro país para huir de lo que hiciste.

-¿Qué? –cuestiono en tono bajo, sentía mi sangre hervir, me sentía impotente.- ¿Por qué mierda dices eso?

-¿Con Matteo? Él nos lo contó todo, incluso a Charles y aunque fuera de Charles nadie te creería. Ni siquiera él, pobre –soltó un suspiro encogiendo sus hombros- Debo de irme, me están esperando.

Me quedo de pie allí, observando hacia un punto fijo.

-Ya vine –dijo Gina detrás de mí- ¿Qué mierda hacia esa perra aquí? –Se puso frente a mi observándome.- Ay no, ¿qué pasó?

Es que tal vez ahora todo tenía más sentido, Charles ya nunca más quiso saber de mí porque estaba convencido de que le había puesto los cuernos con Matteo. Hasta él mismo me había visto en una cita con ese chico aunque también estaba el hecho de que el sabia muy bien el por qué yo estaba ahí, pero quizás ahora ya no creía lo que le había dicho ese día.

Si vuelvo a verte │Charles Leclerc│Where stories live. Discover now