CÁPITULO 22

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Día uno.

Finalmente llegamos a la Polinesia Francesa, desde el aire se veían los colores hermosos del agua y las pequeñas islas.

-Cuando lleguemos a la ciudad, tomaremos un ferri que nos va a llevar a realmente la isla donde está el hotel flotante y toda la cosa –explica Gina.

-¿Nos quedaremos en un hotel flotante? –digo con emoción volteando a ver a mi amiga.

-Si mi reina, así como los que se ven de Maldivas y todas la cosa.

Sonrío con emoción volteando a ver a Charles que me miraba con una sonrisa. Su mano tomaba la mía con los dedos entrelazados y lo que me provocaba eso era demasiado.

Finalmente llegamos a la isla y junto a nuestras cosas tomamos el ferri, estaba totalmente enamorada de absolutamente todo lo que veía.

-¿Te gusta? Nunca jamás había estado en un lugar así –su brazo se envolvió en mi cintura mientras observaba a nuestro alrededor, se veía tan perfecto con ropa tan casual y los lentes puestos.

-Me encanta, yo tampoco había estado en un lugar así.

Llegamos a nuestra isla. Más personas habían con nosotros, también bajando del ferri junto a sus cosas. Nuestra habitación era la numero 10 y la de los chicos la 9 y sí, tendría diez días para dormir con Charles todos los días, despertarme con él e irme a dormir con él.

Mientras caminábamos por el camino de maderas flotante que llevaba a las habitaciones correspondientes, no parábamos de conversar entre los cuatro de todo lo que había en aquella isla y de lo hermosa que era.

Abrimos la puerta de nuestro cuarto y la cerramos detrás de nosotros.

-Dios –digo sonriendo, observando los ventanales enormes que daban al mar y tenían salida a una piscina privada y unas escaleras que bajaban al mar- Es realmente hermoso, amo los ventanales, tendría una casa llena de ellos.

-Demasiado hermoso, creo que voy a quedarme a vivir aquí.

-No puedo creer que esté aquí contigo –digo volteándome hacia él, acercándome a su cuerpo y tomando sus manos, observando su rostro bastante de cerca.

-¿Eso es bueno?

-Muy bueno –suelto una risa aplastando mis labios con los suyos.

Enredó mis manos en su cintura sonriendo sobre mis labios, besándome de una vez de forma lenta y suave dejando que su lengua se encontrara con la mia.

-Dormí muy bien anoche –dijo soltando una risa encima de mi boca.

-¿Ah si? –pregunté deslizando mis manos por su espalda, caminando hacia atrás en cuanto su cuerpo empezó a empujarme poco a poco hasta caer en la cama. Solté una risa y no dudé en besarlo.

Tal vez nos merecíamos esta bienvenida a nuestras vacaciones en el paraíso y aún más: el paraíso con él.

Y en cuestión de minutos estábamos desnudos otra vez, besándonos como si de eso dependiera nuestra vida, apretándome contra él y él contra mi. Tocándome entre las piernas y haciéndome gemir.

Sus dedos entraban y salían de una forma que me volvía completamente loca, su boca y su lengua se enredaba en mis pezones y en mis pechos, besándonos y chupándolos.

Pero también fue mi turno de darle placer, mi mano subía y bajaba y yo lo escuchaba gemir y jadear, que sonidos tan perfectos.

Era realmente el paraíso tenerlo sobre mi cuerpo con aquellas vistas pero las mejores vistas era sin dudas verlo de rodillas entre mis piernas moviéndose, gimiendo conmigo mientras me hablaba en el oído y me tocaba cada parte del cuerpo tal cual como si fuera todo suyo y es que al final sí era todo suyo. Toda yo lo era.

Si vuelvo a verte │Charles Leclerc│Where stories live. Discover now