CÁPITULO 50: ¿Estabas allí?

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p.o.v Charles.

Había estado en Maranello por algunos días, había extrañado mucho a Maisy y ver a Ivy, cuando con esta última no había podido hacerlo desde antes. Según Vittoria era mejor que tomara distancia de ella, pero yo no sabía si eso era lo correcto, entendía que absolutamente todos estuviéramos confundidos y sin saber cómo manejar la situación exactamente, pero me preguntaba todos los días qué era lo mejor para ella sin importar nada más, porque justo ahora era lo único que me preocupaba: Ivy. Que volviera a ser ella, que volviera a revivir de ese túnel que cada vez parecía más eterno y dolía infinitamente. 

Pero tampoco me quedaría cruzado de brazos. Bajo de mi auto cerrando la puerta detrás de mí, adentrándome a aquel consultorio. Apenas había llegado de Maranello y había concretado una cita con la doctora que atendía a Ivy. No sabía si podía solucionar todo lo que quería solucionar o responderme todas las preguntas que me hacía yo mismo, pero ella sabía del caso, la conocía, trataba con ella.

La puerta se abre y la doctora me sonríe, me pongo de pie teniéndole mi mano y finalmente adentrándome al lugar, tomando asiento sobre un sofá frente a ella.

-¿Necesitas una sesión?

-No sé, quiero hablar sobre Ivy y sé que quizás usted es la profesional que la atiende y no puede darme información sobre ella o lo que sucede aquí dentro, pero me siento confundido –digo observándola, soltando un suspiro.

-Mira, es complicado. Ella sigue en ese estado de shock sin poder reaccionar a todos los estímulos pero, la última vez que vino aquí se puso a llorar.

-¿Eso es bueno, entonces? –cuestioné con cierta emoción en mi voz, es que no podía evitarlo.

-Sí Charles –ella me sonrió y yo hice lo mismo- pero también es importante detenernos a pensar la causa de ese llanto, no sabemos si es tristeza, recuerdos o porque piensa algo y no puede decirlo. ¿Cuándo la viste por última vez?

-Hace ya varios días, solo voy ahí a ver a nuestra hija. Vittoria pensaba que el hecho de que ella llorara no era bueno y quizás significaba que mi presencia le hacía mal –encogí mis hombros observando hacia mis manos un momento.- Si debo dejar de verla hasta que se recupere, lo haré, solo quiero que ella esté bien.

-Mira, te voy a contar algo, he tenido pacientes que han tenido una situación parecida y que también tenían parejas y cuando ellos se recuperan me cuentan que rechazaban a sus parejas porque no querían atarlos a una persona que estaba así.

Me quedo en silencio escuchándola, nunca lo había visto de esa forma. Ahora tenía más sentido que me rechazara por eso y no significaba que no me quisiera cerca. Yo sabía que ella siempre querría lo mejor para mí y que yo fuera feliz, poniéndome en su lugar creo que también quisiera que ella hiciera su vida sin tener que verme triste todo el tiempo y siendo alguien que solo está ahí sin ser completamente. Es como cuando te sientes insuficiente.

Salgo de aquel consultorio subiéndome al coche y manejando una vez más hacia la casa de Joyce. Quería ver a Maisy pero también a Ivy, porque no iba a dejarla, no iba a dejarla jamás sin importar como estuviera.

Porque muchas veces me prometí que no la dejaría y no me importaba que sucedería para ello, no me importaba cuanto debía de esperar, pero seguiría ahí a su lado porque la amaba, porque lo merecía.

Observé a Vittoria mientras le contaba lo que había hablado con la doctora, ella asentía mientras le preparaba un biberón a Maisy.

-Quizás sea buena idea Charles, ella no ha salido de casa luego de todo esto.

Si vuelvo a verte │Charles Leclerc│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora