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—Gracias por traerme. Si quieres..., puedes irte.

YoonGi frunció su ceño al retirarse el casco de la cabeza, cuando llegó a la librería junto con JiMin y él se estacionó frente a ella.

Con aquel mismo ceño fruncido instalado en su rostro volteó a mirar a JiMin en cuento éste se bajó de la moto mientras se quitaba el casco para, al ponerse frente a él, tendérselo con los ojos puestos en el suelo; como queriendo evadirlo a toda costa.

JiMin había pasado todo el transcurso, desde la residencia hasta la librería, sumamente callado y algo alejado. JiMin ni siquiera lo abrazó por seguridad como siempre hace al subirse a su moto. Simplemente se sujetó de uno de sus hombros sin pegarse a él, siempre manteniendo una distancia que a él le provocó frío.

Y ahora no quería ni darle la mirada. Además, se veía decaído y tristón, pensativo y nostálgico.

—¿Por qué querría irme? —preguntó confundido, negando ligero.

—No lo sé —JiMin murmuró con la vista puesta en la acera—..., quizá tengas algo más importante que hacer que simplemente esperarme.

Él se abrazó a sí mismo al colgar su casco en el manubrio de la moto, mostrándose deprimido. A pesar de tener suéter puesto, ahora que ya había caído la noche, el viento estaba yendo y viniendo muy ártico. Sentía que le calaba los huesos y lo hacía tiritar constantemente.

Tuvo la sensación de estar cohibido, incómodo por la fija mirada de YoonGi acechándolo consternado. Él no sabía ya ni para dónde mirar, alguna otra parte que no fuera hacer contacto visual con YoonGi.

Expulsó el aliento fuera de su boca, el cual salió blanco por el impertinente frío de la noche. Con afán se frotó las manos en sus brazos para intentar entrar en calor mientras se sentía encogerse gracias a YoonGi, pues continuaba viéndolo con esa intensidad.

Y justo ahora, hoy específicamente, se encontraba lo suficientemente sensible como para llorar por culpa de YoonGi, porque no lograba superar todas las tonterías que hizo por un maldito contacto con corazón.

—JiMin, no me importa si te tardas toda una vida, yo me quedaré a esperarte —el mayor le habló en voz baja—. ¿Por qué estás aplicándome la ley del hielo?

—Porque no quiero creer que seas tan tóxico, YoonGi, ni siquiera cuando lo vi con mis propios ojos —sinceró en un hilo de voz con los ojos húmedos, al borde del llanto—. Todo eso que ocurrió con nosotros hace raro me hizo replantearme si...

Si realmente debería quererte como te quiero. ¿Y cuando llegue a amarte, qué me espera?

Pero decidió callar para no hablar de más, no cuando estuvo a punto de exponer sus propios sentimientos heridos por culpa de YoonGi, por culpa de esa forma en la que fue tratado; a base de empujones y jaloneos, peleas y gritos.

¿Qué se supone que le iba a esperar si, en un dado caso, YoonGi llegaría a corresponder sus sentimientos?

Hoy vio y fue testigo de cosas que no quiere imaginar en otra situación, aún seguía costándole asimilar que YoonGi podía ser tan celoso y tóxico tan sólo siendo amigos, cuando apenas seguían conociéndose. Entonces, desde ese atardecer, él no ha parado de preguntarse cómo serían las cosas si fueran mucho más que amigos.

¿Cómo sería YoonGi de novio? ¿Sus celos serían mucho peor que aquellos de amigos? ¿Su comportamiento agresivo se volvería más agresivo todavía? ¿Lo trataría dos veces peor de lo que lo trató hoy?

Él no quería eso..., pero también era YoonGi de quien estaba hablando.

—No me culpes a mí, dulzura...

Mαη's Ƭσxıc ༝ 「ʏᴏᴏɴᴍɪn」Where stories live. Discover now