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—YoonGi-Ah, me voy a caer. —JiMin soltó un quejido para luego hacer un mohín con sus esponjositos labios.

Su Hyung lo estaba llevando a ciegas sabrá la diosa del amor a dónde. Él no lo sabía, pues su Hyung se puso de misterioso y solamente le dijo que quería llevarlo a un lugar tan bello que sería digno de ser fotografiado por él.

Su cámara instantánea iba colgando en su cuello como la infaltable compañera de aventuras que era de él. YoonGi se la había puesto antes de sacarlo torpemente y rápidamente de la habitación, cuando a duras penas él pudo quitarse su traje de gala y puesto una camiseta de YoonGi (otra infaltable FG) junto a unas bermudas.

Iba dando paso por paso confiando ciegamente (literalmente) en YoonGi, sintiendo que el lugar a donde quería llevarlo estaba lejos. Ya tenía la impresión de que había caminado y caminado mucho. Sin embargo, jamás podría quejarse por ello.

Su Hyung favorito había estado tan feliz y animado en querer mostrarle ese dichoso lugar que él sólo no podía nunca hacerle el feo, no cuando estuvo deprimido y calladito durante el camino a casa, por las tantas peleas entre su familia y el autor que hizo de esa noche una completa pesadilla para todos.

Entonces, a lo que él quería llegar es que, si dejando que YoonGi sea ese terreneitor (como el coche más poderoso que ha existido, con tracción cuatro por cuatro y dos turbos motores) iba a tenerlo feliz y no deprimido, lo haría.

Después de todo, conoció a su Hyung siendo todo un hiperactivo de primera y él tenía mucha paciencia para sus groserías, sus gruñidos, su estado bipolar, sus saltos y todo aquello que conlleva tener un novio (casi) con TDAH.

—Siento que me voy a caer o a estrellar con algo, Hyuuuung. ¡Tonto YoonGi tonto! —Volvió a quejarse, pero por el hecho de que es llevado a ciegas.

—Shhh, haga silencio, señor cachetón. Hyung no lo dejaría caer o tropezar nunca. ¿Me escuchó? —YoonGi le dijo con un tono de seguridad en sus palabras—. Es más, Hyung te salvaría de un barranco así él esté herido. Nunca te dejaría caer.

—Aww, ¿en serio, YoonGi-Ah? —murmuró sonriente, rojito.

—¡Pffff! Claro que no, son mamadas. Te va a cargar la súper verga. —Se carcajeó YoonGi.

—¡YoonGi-Ah! —él le gritó con su expresión ceñuda y molesta—. ¡Mejor no me lleves a ningún lado!

—¡No! Era bromita, señor cachetón. ¡Acompáñame! —Le pidió YoonGi como entrando en pánico al sentirlo querer frenar.

—¡Pero, YoonGi-Aaaaah! ¡Pórtate bien.

—¡Sí, sí, sí, sí!

Mientras continúan caminando, JiMin sintió cómo su cabeza de cabello rubio cual rayos de sol era echada hacia atrás a causa de YoonGi. Éste lo hizo para comerle uno de sus cachetes a punta de besotes de disculpa por la broma.

YoonGi enterró después la nariz entre ese cachete suave y afelpado, totalmente comestible, para holosquear su dulce olor y sentirse flotar sobre las nubes ante su completa dulzura.

Instantes después se enderezó con una sonrisa que, aunque pequeña, mostró su perfecta dentadura y sus adorables encías rosáceas. Continuó entonces enfocándose en frente y en cuidar a JiMin para que no tropiece como siempre.

—Gatito.

—Mande. —Se mordió la lengua para no expulsar tantos chillidos de emoción que se le terminaron atorando en la garganta ante la forma en que fue llamado.

—¿El bello Holly es quien va lamiendo mi brazo? —JiMin tuvo la necesidad de preguntar luego de comenzar a sentir una humedad en su brazo desnudo.

Y es que, ¡oh, por supuesto!, ese pequeñito detalle se le había pasado por alto; el hecho de que su mascota, un perrito poodle de color marrón y súper tierno llamado Holly, pero apodado el bello Holly, había estado yendo con ellos todo ese tiempo.

Mαη's Ƭσxıc ༝ 「ʏᴏᴏɴᴍɪn」Where stories live. Discover now